Pizzas, patatas fritas, hamburguesas, perritos calientes, bocadillos... son muchas las opciones en cuanto a comida rápida se refiere y es mucha la gente que la consume con asiduidad.
Sin embargo, a pesar de ser muy apetecible en determinados momentos, es sabido por todos que la comida rápida tiene diversos efectos negativos para la salud, tanto a corto como a largo plazo.
Y es que, esta tiende a contener varias sustancias que generalmente son insalubres y tiene un alto contenido de azúcar, sal y grasas saturadas o trans, así como muchos conservantes e ingredientes procesados.
A pesar de ser muy apetecible en determinados momentos, es sabido por todos que la comida rápida tiene diversos efectos negativos para la salud, tanto a corto como a largo plazo
En este sentido, en cuanto a los efectos de este tipo de alimentos, los nutricionistas señalan que aquellos que están azucarados provocan una peor sensación de saciedad o plenitud. Así, los alimentos ricos en carbohidratos aumentan la demanda de insulina en el cuerpo, lo que promueve más hambre en un período de tiempo más corto después de la comida.
A su vez, los alimentos con altos niveles de sal pueden tener un impacto inmediato en el funcionamiento adecuado de los vasos sanguíneos de una persona. También, el consumo excesivo de sodio está vinculado con la retención de líquidos.
Por otro lado, la comida rápida a menudo también es muy baja en frutas y verduras, lo que dificulta que las personas alcancen su ingesta diaria recomendada.
Asimismo, este tipo de comida suele ser muy baja en fibra, lo que se asocia con un mayor riesgo de afecciones digestivas, como estreñimiento y enfermedad diverticular, así como con la reducción de bacterias intestinales sanas.
Por otra parte, un estudio establece un vínculo entre el consumo de comida rápida en adolescentes y niños con el aumento de asma, rinoconjuntivitis y aparición de eccemas.