La leptina es una hormona que regula el apetito. Su función principal es la de inhibir la ingesta de alimentos y aumentar el gasto energético, para mantener constante el peso corporal.
''La leptina es la responsable de generar la señal de saciedad en el cerebro. Para ello, estimula una zona del hipotálamo enviando una señal que informa que existe tejido adiposo suficiente. La consecuencia es que se provoca la reducción en la ingesta de alimentos. Con esto, es fácil comprender que la leptina sea un elemento clave en la obesidad'', señala la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Pero, ¿cómo llega al organismo? Según la OCU, esta hormona es sintetizada por el tejido adiposo en cantidad proporcional a la masa grasa del organismo. Cuanta más grasa, más leptina. Las personas que no sintetizan o no producen esta hormona no disponen de este mecanismo de saciedad y freno de la ingesta calórica con el consiguiente riesgo de desarrollar obesidad.
Esta hormona es sintetizada por el tejido adiposo en cantidad proporcional a la masa grasa del organismo
Por todo ello, Byron J.Richards creó la dieta de la leptina, cuyo objetivo es devolver los niveles de leptina a la normalidad y establecer un equilibrio dentro del cuerpo. Esta dieta se basa en cinco aspectos fundamentales.
-No comer después de la cena. No comer ningún alimento tres horas antes de acostarse permite que la leptina funcione de manera más eficiente durante la noche.
-Hacer tres comidas al día. Es aconsejable dejar pasar 5-6 horas entre comidas, sin picar nada.
-Evitar las comidas copiosas. Para ayudar a evitar que el cuerpo produzca demasiada leptina y se vuelva resistente a ella, se debe comer despacio y no mucha cantidad.
-Desayunar proteínas. Hay que incluir 20-30 gramos de proteínas en el desayuno.
-Reducir los carbohidratos de la dietas. Cuando los carbohidratos no se queman, el cuerpo los almacena como grasa, por lo que hay que reducir su ingesta.