Todos hemos escuchado hablar de la importancia de incluir arándanos en nuestra dieta. El secreto de su éxito no es otro que sus innumerables propiedades, su particular sabor ácido y dulce a partes iguales y sus múltiples posibilidades gastronómicas.
Y es que, pueden utilizarse en recetas dulces como bizcochos o mermeladas o en platos salados en forma de salsa, como topping de ensaladas y quesos, o de relleno en algunas carnes e incluso dentro de un pan.
El secreto de su éxito no es otro que sus innumerables propiedades, su particular sabor ácido y dulce a partes iguales y sus múltiples posibilidades gastronómicas
En este sentido, los arándanos, según la Fundación Española del Corazón, ofrecen un bajo aporte calórico y son una importante fuente de vitamina C, así como de minerales (hierro, yodo, calcio, fósforo, magnesio y potasio). Asimismo, contienen antocianinas y carotenoides, pigmentos que les dan su color característico y que, además, tienen efecto antioxidante.
''Algunos estudios apuntan a que las antocianinas ayudan a proteger el endotelio (la capa interior de los vasos sanguíneos) y a controlar la tensión arterial. Además un estudio reciente encontró que un alto consumo de antocianinas puede reducir riesgo de infarto agudo de miocardio (IAM) en mujeres predominantemente jóvenes'', explica la Fundación Española del Corazón.
Pero además, los arándanos aumentan la habilidad visual y mejoran la visión, previenen y tratan enfermedades de las vías urinarias, neutralizan los radicales libres de nuestro organismo y reducen la inflamación, protegen la salud bucodental y reducen el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.