La Navidad no es tiempo para dietas. Cada año por estas fechas los españoles pesamos entre 2 y 5 kilos más que antes de Nochebuena. Polvorones, turrones y hasta roscón de Reyes nos acaban pasando una mala pasada y nos llevamos un buen susto cuando el 7 enero empezamos los propósitos de año nuevo subiendo a la báscula. ''Todo porque el consumo medio de una comilona navideña puede llegar a las 2.500 calorías cuando la media diaria es de 1.500 a 2.000 calorías en mujeres y hasta 3.000 calorías diarias en el caso de los hombres, en función de la actividad física realizada'', explica el doctor Fernando Martínez Ubieto, especialista en Obesidad y Cirugía del Aparato Digestivo.
Ahora el mal ya está hecho, así que tendremos que centrarnos en recuperar las rutinas y volver a quitarnos esos kilos de más que tan a gusto hemos cogido en Navidad. Entre las claves, destaca controlar el tamaño de las raciones en cada comida con el fin de ''ingerir menor cantidad de calorías, y repartir la comida a lo largo del día procurando comer menos en las últimas horas de la jornada, ya que se reduce la quema de esas calorías que consumimos'', revela el especialista.
Además, ahora es el momento ideal para retomar o empezar a hacer ejercicio ''haciéndolo al principio de manera moderada e incrementando conforme pasen los días tanto la intensidad como el tiempo dedicado; a veces puede ser suficiente empezar por una caminata tres días a la semana'', señala el doctor Martínez Ubieto. Eso sí, si caminamos que sea a buen ritmo. El caminar paseando no sirve mucho.
Cada año por estas fechas los españoles pesamos entre 2 y 5 kilos más que antes de Nochebuena
En cuanto a la alimentación, el primer paso es eliminar todo rastro de comida rápida o procesada y dar todo el protagonismo a verduras y hortalizas, de las que ''deberíamos consumir dos raciones al día, ya que nos aportan hidratación, nutrientes, fibra y muy pocas calorías''. La recomendación sobre otros alimentos es de menos de seis veces a la semana de carnes, limitando las carnes rojas y los embutidos; cuatro veces a la semana pescado, especialmente azules. Y también se aconseja consumir huevos unas cuatro veces a la semana y legumbres, entre dos y tres a la semana.
Todas estas recomendaciones son claves para reducir ese peso de más, consejos a tener en cuenta cuando en España, la mitad de la población padece sobrepeso, de los que el 25% sufre obesidad. Cifras alarmantes de las que tampoco se libra la población infantil, pues el último estudio Aladino sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España, revela que 40,6% de los niños entre 6 y 9 años está por encima de un peso saludable, con un 23,3% que padece sobrepeso y un 17,3% que ha llegado a niveles de obesidad.
El doctor Martínez Ubieto comenta que con una alimentación saludable y ejercicio diario se pueden evitar la mayoría de estos casos, aunque es cierto que cuando la obesidad llega a niveles de ''moderado'' u ''obesidad mórbida'' la única solución es la cirugía.
En cuanto a la alimentación, el primer paso es eliminar todo rastro de comida rápida o procesada y dar todo el protagonismo a verduras y hortalizas
Entre las consecuencias más directas de la obesidad se encuentra la hipertensión arterial, apnea del sueño, fatiga, distintos tipos de tumores y también la diabetes tipo 2. Pero ''ahora ya sabemos que la cirugía bariátrica por laparoscopia está siendo, en la actualidad, la única salida para los casos de obesidad más severa, mórbida, y por ende también para la diabetes tipo 2'', subraya Martínez Ubieto. La revolución llega cuando hablamos de ''visión tridimensional''. El doctor Martínez Ubieto es especialista en esta técnica de visión en 3D que él mismo califica como ''lo más cercano a la cirugía robótica''.
Según comenta el doctor Martínez Ubieto, ''gracias a esta cirugía podemos acceder a al interior del abdomen con pequeños orificios (5-12 mm) y la tecnología tridimensional nos permite una visualización totalmente real; hemos recuperado la tercera dimensión que habíamos perdido en las pantallas normales''. Ello implica mayor precisión en nuestros actos y mayor rapidez, repercutiendo directamente en la seguridad de la cirugía y por tanto en los beneficios en los pacientes.