Algunos nutricionistas lo han calificado como “la fruta del siglo XXI”. Esta fruta, de color azul oscuro o rojo y sabor acido ha aumentado su consumo en los últimos años, gracias en parte a la cantidad de beneficios que aporta para el organismo.
Se pueden comprar frescos, congelados, desecados, prensados, en zumo o gelatina. Fundamentalmente crecen en la zona norte de Europa, Estados Unidos, Canadá y Asia.
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), los arándanos son una fruta rica en fibra, carbohidratos, magnesio y vitamina C. En general, unos 100 gramos de arándanos aportan un total de 33 kilocalorías.
Algunos de sus principales beneficios son:
Cuidan la piel. Sus propiedades antioxidantes hacen que se vea más suave y joven.
Mejoran la salud del cabello. Su contenido en vitamina B es buena para aumentar el crecimiento del cabello.
Disminuyen la presión arterial. Lo que previene la acumulación de colesterol, y generalmente esto ayuda al cuerpo a funcionar mejor.
Ayudan a reducir grasa. Los arándanos rojos son ideales para perder peso por su gran cantidad de fibra y su bajo poder calórico.
Se pueden comprar frescos, congelados, desecados, prensados, en zumo o gelatina
Favorecen la presencia de colesterol bueno. Los arándanos aumentan la síntesis hepática de colesterol bueno o HDL e inhiben la formación de colesterol malo o LDL.
Mejoran la vista. Su gran cantidad de antioxidantes previenen los daños oculares.
Ayudan contra la diabetes. Un estudio publicado en 2010 en el Nutrition Journal afirma que consumir esta fruta mejora la sensibilidad a la insulina en las personas resistentes a esta hormona.
Son antiinflamatorios. Gracias a la cantidad de antioxidantes que contiene, puede ayudar a las personas que tienen problemas de salud relacionados con las reacciones antiinflamatorias frecuentes, como el dolor muscular o la rigidez.
Reducen el riesgo de sufrir cáncer. Diversos estudios han demostrado que el consumo de esta fruta ayuda a combatir el riesgo de proliferación de células cancerosas.
¿CÓMO USARLOS?
Esta fruta se puede aprovechar al máximo, ya que permite ser incluida en diferentes elaboraciones gastronómicas. Mermeladas, postres, zumos, dulces, pasteles, para acompañar un yogur o simplemente tomarla fresca.