Investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), en colaboración con la Universidad de Vigo y de la Universidad de la Marche, han demostrado que las pepitas de las fresas, contienen el 81% de antioxidantes de este fruto.
Según ha informado la Fundación Desqbre, resulta que estos compuestos se relacionan con una reducción del estrés oxidativo, por lo que las fresas podrían convertirse en un potente antiaging para retrasar los procesos de envejecimiento y muerte celular.
Como ha explicado María Teresa Ariza, del área de Genómica y Biotecnología del Centro IFAPA, “para llegar a estos resultados hemos realizado un estudio de bioaccesibilidad, para comprobar los componentes que estos productos desprenden en el estómago; y por otro lado, de biodisponiblidad, para conocer cuáles de éstos podrían pasar al torrente sanguíneo”.
Para ello, se ha simulado una disgestión in vitro que consiste en introducir una cantidad determinada de fresas y aquenios con agua en un vaso precipitado. Con una sonda se mide el grado de acidez y se añade pepsina a la mezcla para someter todo esto a la temperatura corporal. Después, la composición se mantiene durante dos horaspara extraer una pequeña porción de líquido que es la que se analiza.
Esta metodología es la que ha permitido determinar que el aquenio, tras la digestión gástrica, libera una proporción de antioxidantes más elevada.
“Ya estudios anteriores asociaban el consumo de fresas con beneficios saludables, pero no a sus pepitas, lo que aporta un nuevo valor añadido al fruto”, ha señaladola investigadora.
De esta forma, la fresa se posiciona como un alimento clave en materia antiaging, pero ahora también refuerza su acción de prevención de la inflamación vascular, estrés oxidativo, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer u obesidad gracias a sus pepitas.
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Una digestión in vitro ha determinado que el aquenio libera una proporción de antioxidantes más elevada tras la digestión gástrica
Según ha informado la Fundación Desqbre, resulta que estos compuestos se relacionan con una reducción del estrés oxidativo, por lo que las fresas podrían convertirse en un potente antiaging para retrasar los procesos de envejecimiento y muerte celular.
Como ha explicado María Teresa Ariza, del área de Genómica y Biotecnología del Centro IFAPA, “para llegar a estos resultados hemos realizado un estudio de bioaccesibilidad, para comprobar los componentes que estos productos desprenden en el estómago; y por otro lado, de biodisponiblidad, para conocer cuáles de éstos podrían pasar al torrente sanguíneo”.
Para ello, se ha simulado una disgestión in vitro que consiste en introducir una cantidad determinada de fresas y aquenios con agua en un vaso precipitado. Con una sonda se mide el grado de acidez y se añade pepsina a la mezcla para someter todo esto a la temperatura corporal. Después, la composición se mantiene durante dos horaspara extraer una pequeña porción de líquido que es la que se analiza.
Esta metodología es la que ha permitido determinar que el aquenio, tras la digestión gástrica, libera una proporción de antioxidantes más elevada.
“Ya estudios anteriores asociaban el consumo de fresas con beneficios saludables, pero no a sus pepitas, lo que aporta un nuevo valor añadido al fruto”, ha señaladola investigadora.
De esta forma, la fresa se posiciona como un alimento clave en materia antiaging, pero ahora también refuerza su acción de prevención de la inflamación vascular, estrés oxidativo, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer u obesidad gracias a sus pepitas.
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