No vale solo con tomar el sol de vez en cuando. Los malos hábitos nutricionales y una insuficiente exposición solar pueden producir un déficit de vitamina D en el organismo, cuyas consecuencias pueden ser más graves de lo que imaginamos, advierte el equipo médico de Clínicas Dorsia.
Para mantener los niveles óptimos de este micronutriente, estos expertos resaltan la importancia de combinar sol y alimentación, ya que más del 80% de esta vitamina la obtenemos a través del sol y alrededor de un 20% a través los alimentos. Por eso, han elaborado una serie de recomendaciones básicas y fáciles de seguir para que esta vitamina ayude a mantener tu salud de hierro.
SOL + ALIMENTACIÓN: VITAMINA D
La vitamina D es un esteroide que se sintetiza en la piel gracias a la luz solar y a la ingestión de alimentos que la contienen. Su papel en el organismo es de tal magnitud que se la considera como una verdadera hormona. Entre sus diversas funciones la más importante es la mineralización del sistema óseo en todas las edades, además del mantenimiento del calcio sérico en niveles fisiológicamente aceptables para que desempeñe sus funciones metabólicas, la transducción de señales y la actividad neuromuscular.
Más del 80% de esta vitamina la obtenemos a través del sol y alrededor de un 20% a través los alimentos
Desde Clínicas Dorsia advierten que sufrir de bajos niveles plasmáticos de vitamina D puede producir patologías como cáncer de colon, cáncer de mama, diabetes, osteoporosis, enfermedad cardiovascular o enfermedad neurodegenerativa.
Por eso, es fundamental prestarle especial atención y darle a nuestro organismo la cantidad que necesita, combinando luz y alimentación, sobre todo ahora que podemos salir durante más tiempo a la calle y beneficiarnos de los rayos de sol. Pero, cuidado con los abusos. Tan solo necesitamos 10 minutos de exposición durante tres o cuatro días a la semana para garantizar los niveles adecuados de esta vitamina en el organismo.
LA LISTA DE LA COMPRA IDEAL
Otra fuente importante de vitamina D son los alimentos, especialmente aquellos que ricos en grasas, como los pescados azules frescos o en conserva, desde sardinas o caballa pasando por el aceite de hígado de pescado (mejor si es de bacalao). El marisco, con las ostras a la cabeza y también las gambas, los langostinos o las almejas también son grandes aliados de este nutriente.
Por su parte, los productos lácteos enteros o semidesnatados, también aseguran una buena dosis de esta vitamina, así como la mantequilla o margarina. No pueden faltar en tu lista de la compra las setas y hongos ni tampoco los huevos, pues la yema posee una buena dosis de vitamina D.
Ahora que hemos superado el confinamiento, con las salidas al aire libre reducidas al máximo y nuestra dieta modificada por las nuevas rutinas en casa, hay que poner el foco en restaurar los niveles de vitamina D.