La nutrición emocional hace referencia a qué nutrientes influyen, principalmente en el estado de ánimo, por eso, es muy importante tener las herramientas para saber utilizarlas en nuestro favor, si no, estamos totalmente a su disposición.
Aunque no lo creas, también les ocurre a los niños, identifican la comida con determinados estados de ánimo, y esto les lleva a comer en exceso o a desarrollar conductas alimentarias inadecuadas. No podemos olvidar que la función de los alimentos es nutrir el organismo y que, por ello, es importante que enseñemos a los peques que la comida no soluciona los problemas, ni tampoco calma las emociones.
Debemos intentar que los niños aprendan a gestionar las emociones y consigan diferenciar el hambre real del hambre emocional, es necesario que mantengamos una relación de confianza con ellos, al igual que será importante dedicarles tiempo para saber cómo se sienten y ayudarles a canalizar sus emociones sin necesidad de recurrir a los alimentos.
Los niños deben aprender a gestionar las emociones para conseguir diferenciar el hambre real del hambre emocional
En muchas ocasiones, no sabemos como actuar cuando un niño llora o está enfadado y optamos por darle dulces para calmar el llanto. Otra de las cosas más comunes es premiarle con su postre favorito cuando ha terminado toda la comida, o de lo contrario, no darle el postre para castigar su mal comportamiento. Debes saber que estos actos son erróneos, ya que estamos ayudando a que el niño asocie la comida como una buena forma de calmar el malestar.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA COMBATIR EL HAMBRE EMOCIONAL DE LOS NIÑOS?
Ayudar a que estén distraídos y entretenidos es algo fundamental. Una buena opción es dibujar, bailar, jugar o conversar con ellos sobre si estado de ánimo, contribuyendo a que exterioricen las emociones para así aprender a controlarlas.
Cuando aparezca el hambre emocional, ¿que hago?, ¿cómo puedo evitarlo?
Enseña a tu hijo a tomar conciencia de las emociones, sentimientos y deseos que provocan su malestar para poder diferenciarlos de la sensación de hambre.
Enseña a los peques a comer conscientemente, despacio, para centrar todos los sentidos en la comida.
Recompensa a tu hijo a través de elogios y buenas palabras, en lugar de ofrecerle un premio en forma de alimento.
No restringir determinados alimentos. Las prohibiciones pueden producir el efecto contrario, y pueden acentuar la preferencia por parte del niño hacia dicho alimento.
Limita la cantidad de alimentos no saludables. Esto seguramente reducirá la posibilidad de que el niño sufra episodios de hambre emocional.