Una de las dietas que se ha puesto más de moda en los últimos tiempos se llama ayuno intermitente. Esta práctica consiste en dejar de comer durante unas 12 o 18 horas o consumir 500 calorías de 1 a 2 días de la semana.

Realizando este tipo de ayuno a corto plazo, sí que es verdad que se consigue la pérdida de peso que se espera, sin embargo varias persona se han enfrentado a un problema. Por lo general, recuperan todo el peso perdido en cuanto se vuelven a su rutina alimentaria.

Según informa la Clínica Feel Good, más de 70% de las personas que realizan ayuno intermitente recuperan el peso perdido a medio plazo. Esto demuestra que efectivamente se pierde peso, pero que su efectividad se pierde con el paso del tiempo.

La doctora Amaro, especialista en nutrición y directora de la Clínica Feel Good, opina que dejar de comer no es la mejor solución para adelgazar. Lo importante es controlar el metabolismo basal y adaptar la dieta a cada persona según sus condiciones físicas y nivel de sobrepeso con el fin de educar y establecer unos hábitos alimenticios adecuads a largo plazo.

En contraposición, ayunar supone una opción menos saludable, ya que muchas veces puede implicar la imposición de carencias nutricionales, sobretodo cuando uno se lanza a la aventura sin consentimiento médico.

Un ayuno intermitente descontrolado puede implicar una aportación desequilibrada de nutrientes

Realmente, el ayuno intermitente va en contra de los principales preceptos conocidos a la hora de realizar casi cualquier dieta. Las recomendaciones suelen ser : realizar 5 comidas diarias, con no más de 4 horas entre cada una de ellas, variar en cuanto a componentes nutricionales y practicar un actividad física controlada.

Sin embargo, existen diversos estudios científicos que afirman que el ayuno controlado no tiene efectos negativos para salud, sino que tiene el poder de aportar beneficios.

En primer lugar, se ha demostrado que el ayuno intermitente aumenta la proteína SIRT3, también llamada proteína de la juventud, prolongando la vida útil y mejorando las enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

Del mismo modo, se ha comprobado que reduce la mortalidad, ya que ayuda a mejorar la resistencia a las infecciones, además de controlar las enfermedades cardiacas ya que reduce el perfil lipídico y los triglicéridos.

Por otro lado, para los pacientes que sufren de cáncer, el ayuno intermitente limita el avance y el crecimiento de las células cancerígenas, haciendo los efectos de la quimioterapia más llevaderos.

Si tu médico incluye el ayuno intermitente a tu dieta, este puede presentar benificios para tu salud

Es importante subrayar que un ayuno intermitente controlado aumenta ligeramente el metabolismo, sin embargo un ayuno prolongado lo ralentiza. Por ello, es necesario el control de esta práctica por un especialista.

Como afirma la doctora Amaro, el principal problema de este tipo de dietas es que se realizan sin control y cuando se tiene que ingerir alimentos, no se programa una dieta de forma equilibrada ya que no se tienen en cuenta los aportes necesarios en cada comida. Y no sólo eso, sino que el paciente, al no estar educado en nutrición, retoma su actividad normal y recupera el peso que había perdido.

Finalmente, a la hora de perder peso de lo que se trata es de detectar las necesidades metabólicas individualizadas para cada paciente, desarrollar una actividad física acorde al estado de salud y adaptar el ritmo de vida a una alimentación saludable. Por lo que, no se recomienda una auto-imposición del ayuno. Una consulta personalizada te dará los consejos y la ayuda nutricional que necesitas.