Diferencias entre la celiaquía e intolerancia al gluten: "En los celiacos hay un daño intestinal"

La celiaquía y la intolerancia al gluten no es lo mismo, muchas personas pueden confundir estas dos patologías que implican una reacción ante el consumo de gluten. Hoy en Estetic, hablamos con un experto para aclarar las diferencias.

Variedad de panes (Foto. Freepik)
Variedad de panes (Foto. Freepik)
11 junio 2024 | 10:00 h
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Según datos de la Organización Mundial de la Salud, entre un 1 y 2% de la población a nivel mundial es celiaca. Unas cifras que continúan al alza desde hace varias décadas. Por su parte, la sensibilidad e intolerancia al gluten está presente en el 6% de la población. Dos patologías muy similares que Juan Ignacio Serrano, Responsable de Investigación y Formación de la Asociación de Celíacos y Sensibles al Gluten, nos aclara en Estetic.

El gluten es una proteína que se encuentra en aquellos alimentos que contienen trigo, centeno o cebada. Es el caso de la pasta, los panes o la cerveza, entre muchos otros.

DIFERENCIAS ENTRE SER CELIACO Y SER SENSIBLE AL GLUTEN

En primer lugar, ser celíaco es una reacción del sistema inmune que tiene lugar cuando se ingiere gluten. Esta respuesta tiene lugar en el intestino delgado y a la larga, puede suponer daños en el revestimiento de este órgano impidiendo la correcta absorción de los nutrientes. 

A diferencia que las personas que padecen sensibilidad, en la celiaquía “la predisposición genética siempre está ahí”, aclara Serrano. En esa línea, Juan Ignacio añade que en el caso de las personas celíacas “los marcadores en sangre que son los anticuerpos específicos de la enfermedad son positivos”, en los intolerantes será negativo.

El consumo de gluten a largo plazo puede provocar daños en el intestino delgado

A nivel intestinal, los celíacos encuentran vellosidades dañadas. En los sensibles, no se encuentran. Cuando las vellosidades sufren daños, los nutrientes no se absorben adecuadamente, lo que se conoce como malabsorción.

Por ese motivo, la ingesta prolongada del gluten puede resultar en una atrofia de las vellosidades y, a su vez, aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades asociadas, “de todo tipo”, añade Serrano. Y varían desde patologías a nivel hormonal, reproductivo o de articulaciones, entre otras. Las patologías oseas, como la osteoporosis, son las más frecuentes.

Sin embargo, no nacemos con una predisposición genética, pero podemos desarrollar la celiaquía más adelante. En ese contexto, identificar los síntomas es clave para comenzar a retirar el gluten o trigo de la dieta en vistas de aliviar las molestias. En ambos casos es prioritario evitar el gluten, pero en el caso de la celiaquía conviene ser más cuidadosos, especialmente con la contaminación cruzada.

NO ES LO MISMO QUE SER INTOLERANTE

Juan Ignacio hace referencia a la definición internacional del concepto en 2011 cuando se determinó como Sensibilidad al gluten no celíaca: “Pero como no se sabe exactamente lo que es y no hay ninguna prueba que permita diagnosticarla de forma fiable y el diagnóstico se hace por descarte”. De la misma manera que, no se puede conocer si la intolerancia es al gluten o al trigo.

En ese sentido, no existe ninguna prueba diagnóstica que pueda confirmar la presencia de la sensibilidad o intolerancia. Por eso, se hablan de los siguientes síntomas:

  • Diarrea o estreñimiento
  • Gases y dolor abdominal
  • Hinchazón del vientre
  • Migraña y problemas de concentración

A pesar de que en ambas patologías hay molestias gastrointestinales, fatiga o dolores de cabeza, solo la celiaquía implica un daño intestinal. Cuando una persona celiaca consume gluten, la pared intestinal puede quedar dañada y no absorber los nutrientes necesarios, pero en los intolerantes solo tiene lugar las molestias, sin daños en el aparato digestivo.

En ese sentido, le preguntamos a Juan Ignacio por la posibilidad de ser celíaco y sufrir alergia al trigo: “Teóricamente si, pero no es fácil porque tienes que estar tomando gluten para que salte”. Serrano distingue entre la alergia alimentaria y la respiratoria, esta última puede ser más frecuente y se conoce como "asma del panadero".

Un tipo de alergia que tiene lugar ante la exposición -respiratoria- prolongada a la harina, y no es provocada por el gluten. Por eso, el experto concluye recalcando la poca prevalencia de la alergia al gluten frente a la alergia respiratoria que el trigo puede provocar en algunas personas.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.