Si tus vacaciones han pasado factura a tu silueta no caigas en remedios milagrosos: esas pastillas quemagrasas que viste anunciadas en televisión o la dieta de la piña que funcionó tan bien a la amiga de tu amiga… Todos los intentos extremos de perder peso quizá sí te funcionen al principio, pero en muy poco tiempo acabarás recuperando lo perdido, más algunos kilos extra de propina.
La raíz del problema de las llamadas “dietas milagro” es la fuerte restricción de alimentos y el posterior ”efecto yo-yo” que produce tras finalizarlas. Además, al vetar algunos grupos de alimentos, no estamos ingiriendo todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo y, si se prolongan en el tiempo, pueden afectar seriamente a nuestra salud.
En este sentido, Marta Vallejo, especialista en Nutrición y Dietética de Clínica Opción Médica, nos explica todos los riesgos que comportan:
1. No tienen ninguna base científica: “Existen muchísimos tipos de dietas milagro: los zumos détox, la dieta de la piña, la dieta Dukan, las proteicas, la del grupo sanguíneo, etc. El problema de todas ellas es que prometen perder peso muy rápido, prohíben alimentos y además no tienen ninguna base científica”, aclara la nutricionista.
2. Si se sigue un plan tan estricto, no se mantendrá en el futuro: cuando se recurre a una dieta milagro hay que seguir un plan muy estricto e incluso es necesario llevar una guía donde conocer qué podemos comer y qué no, por lo que este tipo de prácticas están evocadas al fracaso.
3. Adiós a las vitaminas y minerales: llevar una alimentación restrictiva tiene consecuencias negativas sobre la salud de la persona. Al eliminar alimentos del plan nutricional, se pierden vitaminas y minerales esenciales que permiten el correcto funcionamiento del cuerpo y además implica tener menos energía durante el día, por lo que no solo afectará de forma interna sino también externa, al realizar con dificultad nuestra rutina habitual.
4. El temido efecto rebote: cuando el cuerpo percibe una situación de ayuno, automáticamente se produce un mayor rendimiento del metabolismo y ahorro energético, de tal forma que la persona una vez finalice la dieta y coma de forma habitual, recuperará el peso perdido automáticamente.