Vivimos en un tiempo en el que existen multitud de dietas y planes de alimentación con objetivos muy variados, entre los que se incluye lograr la pérdida de peso o alcanzar la vitalidad eterna. Entre estas corrientes, se alza la dieta del Paleolítico, un nuevo enfoque nutricional que tiene sus bases en nuestros antepasados más primitivos. Aunque se ofrece como saludable y creada en base a lo que consumían nuestros ancestros, algo que está grabado en nuestros genes, vamos a repasar qué dice la ciencia al respecto.
¿QUÉ ES LA DIETA DEL PALEOLÍTICO?
La dieta del Paleolítico, o también conocida como dieta Paleo, es un plan de alimentación basado en imitar el consumo de los alimentos que hacían nuestros antepasados de la era paleolítica, denominados cazadores-recolectores. Por ello, esta dieta es altamente natural y renuncia a los procesados y productos poco saludables que reinan hoy en día, como los azúcares. Los defensores de este enfoque nutricional defienden que el ser humano moderno está genéticamente adaptado para ese cambio nutricional, en búsqueda de una mejor salud en general y cardiovascular en particular.
Esta dieta lleva el nombre de la era paleolítica, un período que duró 2.5 millones de años y que terminó hace unos 10.000 años, con el desarrollo de la agricultura. A lo largo de este tiempo, la dieta de los humanos consistía en alimentos naturales no procesados, que incluían carne, pescado, frutas, verduras, nueces y semillas. La dieta paleolítica defiende la idea de volver a los fundamentos de la alimentación, excluyendo determinados grupos de alimentos como los procesados, los lácteos, los granos y el azúcar. En cambio, apuesta por el consumo elevado de proteínas y fibra y también carbohidratos moderados.
ALIMENTOS PERMITIDOS Y PROHIBIDOS
En defensa de esa alimentación primitiva, la dieta Paleo propone recuperar el consumo exclusivo de proteínas y fibra, frutas, frutos secos y semillas, cocinados de forma tradicional. Por ello, se permite el consumo de todo tipo de carnes, incluidas las carnes magras, como fuente de proteínas; el pescado, también rico en proteínas y en grasas saludables omega-3; frutas, verduras y hortalizas para la obtención de fibra y minerales y vitaminas esenciales antioxidantes, así como de carbohidratos de los tubérculos; los huevos por su alto valor proteico; y, también, frutos secos y semillas para enriquecer el aporte de fibra y grasas saludables.
La ciencia no ha encontrado evidencias concluyentes sobre los beneficios de renunciar por completo al consumo de lácteos y legumbres
En el otro lado de la balanza, se encuentran los procesados (embutidos, bollería y pastelería industrial, preparados, snacks, bebidas azucaradas), los cereales y derivados (arroz, pan o pasta), los lácteos y derivados y las legumbres. Tampoco se permite el alcohol. Todos estos grupos de alimentos no estaban disponibles en la dieta de nuestros antecesores del Paleolítico, bien porque no se practicaba la agricultura o porque son fruto de los nuevos tiempos, por lo que tampoco estarían permitidos en la era moderna.
LOS BENEFICIOS QUE PROPONE LA DIETA PALEO
Al tratarse de un plan de alimentación que renuncia a los procesados y a los azúcares, seguir la dieta paleolítica podría conllevar unos beneficios para la salud cardiovascular. Los alimentos naturales tienden a ser más bajos en calorías y más saludables y están asociados a una disminución de la inflamación, reducción del colesterol y glucosa en sangre, mejora del sueño, aumento de la energía y se consideran propulsores de la pérdida de peso. Por lo tanto, podría resultar beneficiosa para evitar enfermedades evitables como la obesidad o la diabetes tipo 2. Además, podría conllevar un impacto positivo para el rendimiento deportivo al priorizar el consumo de proteínas, sustancias indispensables para la reparación muscular.
¿QUÉ DICE LA CIENCIA AL RESPECTO?
El hecho de que haya grupos de alimentos excluidos, pero popularmente considerados saludables, también tiene sus desventajas y ha creado desavenencias entre los expertos. Si bien los procesados incorporan aditivos, conservantes, saborizantes y grasas no saludables, sustancias perjudiciales para la salud en el largo plazo, la ciencia no ha encontrado evidencias concluyentes sobre los beneficios de la exclusión de las legumbres, los lácteos y algunos cereales en la dieta. De hecho, esta supresión podría conllevar déficit nutricionales, probablemente en calcio y vitamina D por la ausencia de lácteos, y vitamina B, presente en las legumbres.
Asimismo, la dieta del Paleolítico está abierta al consumo de todo tipo de carne, cuando la ciencia recomienda moderar el consumo de carne roja al ofrecer un alto contenido en grasas y colesterol. El consumo excesivo de carnes rojas se asocia a una peor salud cardiovascular y al desarrollo de enfermedades crónicas, como las cardíacas y la diabetes 2, también al desarrollo de algunos tipos de cáncer.