El verano trae consigo días soleados y calurosos, ideales para disfrutar de actividades al aire libre que podríamos denominar como las 3P: playa, piscina y práctica de deportes. Sin embargo, esta temporada también presenta un gran desafío para la salud, que no es otro que el de mantenerse hidratado. Un correcto nivel de líquidos no solo es esencial para el bienestar general, sino que también juega un papel crucial en el rendimiento deportivo durante los meses más cálidos del año. Pero al mismo tiempo, las altas temperaturas pueden llevarnos a una pérdida considerable de agua a través de la transpiración.
¿Qué le ocurre a nuestro organismo si no recibe un aporte de líquidos suficiente mientras realizamos deporte? Para los amantes del deporte, la hidratación es clave si quieren alcanzar un rendimiento óptimo, pues una insuficiencia de agua conduce a la disminución de la resistencia, la concentración y la fuerza física. Durante el ejercicio, el cuerpo pierde agua de forma constante a través del sudor, así que también podría derivar en una menor capacidad para regular la temperatura corporal, un aumento en el riesgo de sufrir calambres y agotamiento por calor.
No beber agua regularmente durante el ejercicio influye en el rendimiento deportivo, pero también en nuestro estado de salud general. Es sabido por todos que la hidratación es esencial para que el organismo desarrolle múltiples funciones vitales, tales como la digestión, la circulación o la eliminación de toxinas. Así que los efectos negativos pueden manifestarse también en la piel (sequedad, granitos, impurezas y arrugas), en los riñones (fallo renal, cálculos) y en el sistema cardiovascular (insuficiencias cardíacas), con posibles golpes de calor.
IDENTIFICAR Y PREVENIR LA DESHIDRATACIÓN DURANTE EL DEPORTE
Hay unas señales que nos indicarán si nuestro organismo está viviendo una falta de líquidos y que deberán hacer saltar nuestras alarmas. Hablamos de síntomas como sed intensa, sequedad de boca, orina de color oscuro, fatiga física y mental, mareos, dolor de cabeza, calambres musculares y alta sensación de cansancio. Si percibes alguno de ellos, no dudes en rehidratarte de inmediato para evitar problemas mayores.
La sandía, el pepino, la lechuga, la piña o el melón son algunos de los alimentos con mayor contenido de agua
Para no tener que llegar a esta situación, a continuación te dejamos unas cuantas indicaciones que asegurarán una buena hidratación durante la práctica deportiva y en el resto de la jornada:
- Bebe agua regularmente a lo largo del día, incluso si no sientes sed. Es mejor hacerlo poco a poco y en pequeñas cantidades, así le daremos más tiempo al cuerpo para absorber los líquidos.
- Mientras haces ejercicio, es recomendable ir tomando agua cada 15 - 20 minutos, también bebiendo en cantidades de entre 200 y 250 mililitros (3 sorbos aproximadamente). Y, por supuesto, ¡no debes olvidar nunca llevar una botella de agua contigo!
- Consume alimentos ricos en agua, es decir, frutas y verduras que adicionalmente te aportarán gran variedad de vitaminas y minerales esenciales.
- Evita el exceso de cafeína y alcohol, ya que pueden contribuir a la deshidratación.