Todos sabemos que la comida rápida, que comúnmente asociamos con el concepto de ‘comida basura’, nos aporta mucho deleite personal, pero no es nada saludable. Los expertos en nutrición nos recomiendan llevar una alimentación variada y equilibrada para que nuestro organismo pueda realizar sus funciones vitales de la manera óptima y, lejos de la restricción, en la mayoría de ocasiones prefieren que podamos darnos un capricho de vez en cuando para evitar el abandono y los atracones.
Es aquí cuando muchos de nosotros optamos dar rienda suelta a los platos precocinados, a la comida preparada en restaurantes de comida rápida, bollería, chuches, snacks e incluso bebidas alcohólicas. Pero de darse un capricho de cuando en cuando a tomar 'comida basura' varias veces por semana, o peor aún, a incorporarla en nuestra dieta diaria, es un riesgo para la salud. Y de ello hemos hablado con Paloma Quintana, dietista-nutricionista especializada en composición corporal, nutrición deportiva y clínica, y ahora también divulgadora en redes sociales bajo el proyecto ‘Nutrición con Q’, donde suma ya más de 100.000 seguidores en total.
La experta cree que nuestra forma de vida tiene mucho que ver con nuestra predisposición a consumir 'comida basura': “Una vida más apresurada favorece su consumo. Por necesidad y por ganas de evadirnos con comida”. Sin embargo, quiere matizar el concepto de ‘comida basura’, dado que existe mucha controversia a su alrededor. “Aunque para entendernos esté bien”, señala, “se asume como una falta de respeto a la propia comida, que en realidad no se podría clasificar como basura, pues en realidad, nos aporta energía y nutrientes, aunque exista alguna más beneficiosa que otra”.
“No hay fórmula mágica. Hay que tomar la iniciativa y generar un hábito de no consumo”
Por ello, prefiere referirse a ellos como “productos menos nutritivos y más perjudiciales”, que son “aquellos que aportan pocos nutrientes y a su vez, no contribuyen a mantener nuestra buena salud, o incluso la empeoran. ¿Cómo? Generando un ambiente inflamatorio, alterando nuestras estructuras y tejidos, alterando nuestra microbiota, incluso generando mala relación con comida y creando o agravando estados emocionales alterados”, explica.
Entre estos alimentos que popularmente asociamos con la ‘comida basura’, la nutricionista destaca los “productos de bollería, galletería snack, es decir, productos a base de harinas refinadas y aceites vegetales refinados e incluso productos fritos, bebidas alcohólicas y azucaradas para el ocio, panes de mala calidad, carnes muy procesadas con otros ingredientes como grasa hidrogenada y harinas, productos con altas cantidades de azúcar o en los que este es el principal ingrediente, golosinas, etc.”.
DEJAR ATRÁS LA ALIMENTACIÓN PERJUDICIAL
Como podemos comprobar, estos alimentos generalmente se corresponden con comidas apetecibles y que nos seducen por su sabor, pero no por ello deberíamos caer en su círculo. Para prevenir o para salir de él, es importante conocer los efectos perjudiciales que implican en nuestra salud: “En primer lugar, tomar conciencia con información de calidad (no solamente sobre esta ‘comida basura’) y sobre sus efectos a largo plazo, pues la mayoría de patologías que causan las asociamos a otras cosas, o incluso al azar. En segundo lugar, tomar responsabilidad y acción”.
Aunque Paloma Quintana reconoce que “no hay una fórmula mágica” para dejar atrás esa alimentación más perjudicial para la salud, sí que llama a “tomar la iniciativa y a terminar generando un hábito de no consumo”. En esa iniciativa está el camino del éxito, que “no tiene por qué ser un proceso lineal y seguramente no lo sea, como ningún nuevo hábito”. Tenemos que ser conscientes de que esa ‘comida basura’ “siempre va a estar presente”, por lo que recomienda “aprender a vivir con este tipo de productos y saber qué lugar queremos que ocupen en nuestra alimentación y en nuestro micro entorno”. Si bien no viviremos un proceso lineal, “de repente nos veremos en una situación donde lo normal para nosotras sea sentir que realmente no nos apetecen”, concluye.