La Elisa Escorihuela, nutricionista y farmacéutica de Nutt, nos recuerda la conveniencia de evitar contaminaciones cruzadas. “Hay gestos tan sencillos como pasar la bandeja del pan entre los comensales o no poner cucharas de servir en cada fuente que pueden dar al traste con una dieta sin gluten. Basta que caiga algo de harina o que una miga adherida a los cubiertos pase a un recipiente del que los comensales vayan picando”.
También hay que prestar atención a la hora de preparar los alimentos, “conviene cocinar primero todo lo que sea específico para el celiaco, con sus propios utensilios recién limpios (cucharas para remover, cuchillos para cortar, batidora, escurridor…). Y mucho cuidado con los aceites reutilizados, si anteriormente los hemos usado para freír unas croquetas, por ejemplo, puede tener restos de pan rallado. Y con las especias, que pueden llevar gluten, lo mejor es utilizarlas en rama” recuerda la nutricionista.
Otro detalle es que determinados fiambres y embutidos tienen trazas o directamente contienen gluten, por lo que no deberíamos presentarlos en el mismo plato que alimentos que sí pueden tomar los celíacos, como el jamón serrano o los quesos. Ni incluirlos en guisos o caldos pensando que, al retirarlos a la hora de servir, no afectarán al celiaco. “Si vamos a compartir mesa con un intolerante al gluten de forma esporádica, lo mejor es elaborar el mismo menú para todos. Así se minimizan los riesgos y, dado que la comida en España es un hecho social, el afectado por esta dolencia se siente integrado en el grupo”.
TRUCOS PARA LA COCINA
Cocinar con utensilios distintos y primero los platos sin gluten.
Limpiar exhaustivamente el banco de la cocina y las tablas de corte antes de empezar a cocinar para un celíaco.
Evitar utensilios de madera, ya que son porosos y es posible que conserven restos de gluten, incluso después de lavarlos.
Optar por un salero tradicional, en vez de tomar la sal a pellizcos de un bote, para evitar posibles contaminaciones.
Utilizar dos tostadoras y paneras distintas, una para pan con gluten y una para pan sin gluten.
Almacenar los alimentos sin gluten en un armario distinto y etiquetarlos visiblemente, sobre todo los que tengan que ir a la nevera.
Utilizar cucharas de servir para cualquier alimento que vaya a untarse (mantequilla, mayonesa, mermeladas, crema de cacao, queso fresco…) y evitar su contacto directo con el pan antes de que vuelvan al frasco para que se sirva el resto de comensales.
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