Comer de forma apresurada se ha convertido en un hábito común en la vida actual, caracterizada por el estrés y las agendas ocupadas. Sin embargo, este comportamiento puede tener consecuencias negativas a corto y largo plazo para la salud. Expertos como Cristina Bedmar, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), advierten sobre los peligros de no masticar bien y consumir alimentos en menos de 20 minutos, lo cual puede provocar problemas digestivos, distensión abdominal y malestar por gases.
Algunas de las consecuencias por masticar rápido son:
- Problemas digestivos. Comer de forma rápida dificulta el proceso de digestión, ya que no se da tiempo suficiente para masticar bien los alimentos y permitir que las enzimas digestivas hagan su trabajo en la boca.
- Aumento de peso. Ingerir alimentos apresuradamente impide que el cerebro reciba a tiempo las señales de saciedad. A largo plazo, esto puede contribuir al desarrollo de enfermedades relacionadas con el aumento de peso, como la obesidad y enfermedades cardiovasculares.
- Riesgo de atragantamientos. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 se registraron 3.546 muertes por atragantamientos en España, de las cuales el 11% estuvieron relacionadas con la ingesta de alimentos.
BENEFICIOS DE COMER DESPACIO
Cristina Bedmar destaca la importancia de comer despacio y con atención. Esto no solo permite disfrutar mejor de los sabores de los alimentos, sino que también facilita la identificación de las señales de saciedad. Comer despacio ayuda al proceso digestivo al permitir que la masticación sea adecuada, iniciando la digestión en la boca con la acción de las primeras enzimas digestivas.
Comer de forma rápida dificulta el proceso de digestión, ya que no se da tiempo suficiente para masticar bien los alimentos
Además, esta práctica se relaciona con el mindful eating o alimentación consciente, una técnica que promueve la atención plena al acto de comer. Este enfoque ayuda a reconocer los niveles reales de hambre y a establecer hábitos alimentarios más saludables, evitando distracciones como el uso de pantallas durante las comidas.
Además, para lograr una ingesta más pausada y saludable, Bedmar sugiere seguir estos seis consejos:
- Usar cubiertos para comer. Evitar alimentos que se comen con las manos, como bocadillos, o que se beben rápidamente, como batidos. Utilizar palillos puede ser una forma efectiva de reducir la velocidad al comer.
- Incluir alimentos integrales y crudos. Incorporar frutas, ensaladas y otros alimentos integrales que requieren más masticación, lo que ayuda a ralentizar el proceso de comer.
- Eliminar distracciones. Evitar el uso de pantallas durante las comidas. Ver televisión o usar el teléfono puede hacer que el acto de comer se vuelva automático y menos consciente.
- Comer en compañía. Compartir las comidas con otras personas fomenta una alimentación más consciente y una experiencia social agradable, que reduce la velocidad de ingesta.
- Separar el trabajo de la comida. No comer frente al ordenador ni mientras se trabaja, ya que esto dificulta prestar atención a las señales del cuerpo y puede llevar a comer en exceso.
- Planificar el tiempo para comer. Dedicar tiempo específico para las comidas, sin prisas, y planificar el menú para incluir una variedad de alimentos saludables como verduras, proteínas y frutas.
Reducir la velocidad al comer no solo mejora la experiencia sensorial y social de la comida, sino que también ayuda a prevenir problemas digestivos, a controlar el peso y a promover una alimentación más saludable y consciente. Adquirir este hábito puede ser un paso importante para mejorar la calidad de vida a largo plazo.