El aceite de coco es un producto natural que en los últimos años ha ganado mucho terreno en el mundo de la cosmética y se ha comenzado a usar como ingrediente para el cuidado del cabello y la belleza de la piel. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de lo beneficioso que es para nuestro cuerpo? La última tendencia apuesta por decir que el aceite de coco ayuda a mejorar la salud de las personas que sufren tiroides. ¿Será cierto?
Según una estudio de 2018, se ha encontrado que el aceite de coco y otras fuentes de grasa pueden ayudar al cuerpo a activar las hormonas tiroideas. Además, otros estudios en animales también sugieren que el aceite de coco, pueden ser una terapia complementaria para ayudar a mantener la salud de la tiroides.
¿Qué es realmente la tiroides? Es una pequeña glándula con forma de mariposa que se encuentra en la parte delantera del cuello. Produce hormonas que controlan la forma en que el cuerpo utiliza la energía. Las hormonas tiroideas afectan a casi todos los órganos y sistemas del cuerpo. Contribuyen a muchas funciones vitales como la digestión, el estado anímico, la respiración, el peso y el ritmo cardiaco.
Entre los principales beneficios del aceite de coco para el cuerpo y la tiroides se encuentran los siguientes:
Es un antiviral que ayuda al cuerpo a combatir los virus.
Antibacteriano, protege de posibles bacterias dañinas que puedas provocar enfermedades en el cuerpo.
Antiinflamatorio, como su propio nombre indica reduce la inflamación.
Antimicrobiano, previniendo el crecimiento de microorganismos potencialmente dañinos
Hepatoprotector, previniendo el daño hepático
Antiulcerogénico, prevención de úlceras
Antinociceptivo, ayudando a bloquear el dolor
Antihipercolesterolémico, ayudando al cuerpo a mantener niveles saludables de colesterol
Antioxidante, reduciendo el daño de los radicales libres
Aun así, su consumo también puede suponer riesgos para el cuidado de la piel. En el año 2017, la Asociación Americana del Corazón publicó una nueva advertencia sobre el consumo de grasas saturadas, incluidas la del aceite de coco. Consumir demasiadas grasas saturadas puede aumentar los riesgos asociados con el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.
OTRAS ALTERNATIVAS
Se puede cambiar el aceite de coco por otros más saludables como: el aceite de almendras, el aceite de oliva, el aceite de aguacate, de girasol, de canola, de semilla de uva o incluso la manteca.