Las emociones pueden influir, en gran medida, en nuestros hábitos alimentarios y comportamientos, especialmente aquellos relacionados con el estrés, ansiedad y emociones como la tristeza, o incluso la soledad.
Clara Almazán, psicóloga del ITA Salud Mental de Barcelona indica que esta dinámica con la comida puede: “contribuir a un aumento de peso, que, a su vez, en una sociedad que promueve el ideal delgado, puede tener repercusiones negativas en el bienestar emocional de la persona”. Concretamente, el estigma que sufren muchas personas con obesidad puede llegar a ser estresante de por sí. De manera que, conduce al malestar emocional.
Ante ello, la psicóloga recomienda comprender la interacción para trabajar los aspectos emocionales asociados con la obesidad.
ESTIGMA ALREDEDOR DEL AUMENTO DE PESO
Investigaciones recientes sugieren que, cuando se interiorizan prejuicios sobre el peso, es más probable que las personas experimenten insatisfacción con su cuerpo, esto incrementa aumenta su deseo de cambiar su peso o su cuerpo. Resultando en la adopción de comportamientos no saludables para perder peso, así́ es como se eleva el riesgo general de desarrollar actitudes y comportamientos alimentarios alterados.
La interiorización del estigma relacionado con el peso se asocia con un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria
Entre algunas de las conductas no saludables de control del peso podemos destacar los atracones, la restricción alimentaria, o en general, un mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, sobretodo en personas vulnerables.
TASAS ALTAS EN MUJERES
Algunos de los hallazgos del estudio de Clara Almazán, concluyen que la prevalencia de las experiencias de estigma relacionado con el peso es especialmente elevada en mujeres con obesidad, llegando al 86%. Mientras que, en hombres permanece en un 70%.
En chicas adolescentes los niveles altos de estigma interiorizado alcanzan tasas del 66% en, y en chicos suponen un 34%. En adición, se ha observado como la interiorización del estigma se asocia con mayor insatisfacción corporal, y un deseo de adelgazar, los atracones alimentarios tienen más presencia y severidad. Además de haber un mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, sobretodo en chicas.
Almazán recalca la importancia del cambio social, mientras demanda la implementación de programas educativos que difundan información veraz sobre el aumento de peso y su impacto negativo, así como la necesidad de evitar actitudes estigmatizadoras. Otro aspecto que la experta subraya es el apoyo psicológico y la concienciación colectiva.
RELACIÓN CON EL TRABAJO Y OTRAS DROGAS
El consumo de drogas influye significativamente en el comportamiento humano, así como en las emociones. El tabaco, una de las adicciones más generalizadas, explicaría ciertos aumentos de peso y la relajación de ciertos hábitos saludables.
El aumento de peso después de dejar de fumar es uno de los miedos más extendidos entre los fumadores. De hecho, es uno de los principales motivos de recaída. El 80% de las personas fumadoras tienden a ganar entre3,6 y 7,3 kg después de abandonar el tabaquismo, el 13% de estas personas adquieren hasta 10 kg más.
MOTIVACIÓN
Como Violeta Moizé, dietista-nutricionista del Hospital Clínic de Barcelona, subraya: “la motivación es el motor del cambio y permite una intervención más eficaz en obesidad”.
La motivación es un estado, puede variar en el tiempo y bajo determinadas circunstancias. Por eso, los cambios en la motivación son esperables y normales. Ante ello, la dietista y nutricionista recalca la importancia del profesional sanitario a la hora de promoverla.
La entrevista motivacional se posiciona como una de las estrategias para estrechar relaciones entre profesional y paciente. Ayuda a evitar, no solo el estigma, sino a llevar a cabo los juicios de valor, además promover estrategias para motivar al paciente hacia una vida más saludable y mantenerlo en el tiempo.