El verano es la época del año que muchos prefieren, ya no sólo por las altas temperaturas, sino por los días de sol. Si bien es cierto que es beneficioso para el organismo en su justa medida y con las medidas de protección adecuadas dado que permite la síntesis de vitamina D, sus efectos nocivos sobre la piel son persistentes y dañinos a largo plazo. La farmacéutica Belén Acero(@farmaciaavenidadeamerica) explica en declaraciones para Estetic que el moreno no es más que la simple respuesta de la piel para protegerse contra la radiación solar, produciendo melanina adicional:
“El bronceado es un mecanismo de defensa de la piel. No indica que la piel esté más saludable, sino que, como resultado de una exposición prolongada, ha aumentado la producción de melanina para resguardarse de los efectos dañinos de los rayos UVA y UVB”, señala la experta. Así pues, tras los días de sol conviene reparar la piel para minimizar los riesgos. Y, para ello, no queda otra que confiar en una dosis extra de antioxidantes para “neutralizar la acción de los radicales libres”.
Los radicales libres son “moléculas inestables y altamente reactivas generadas por factores como la radiación ultravioleta, la contaminación y el estrés”. En cambio, los antioxidantes son las sustancias encargadas de revertir esa acción, pues “donan electrones a los radicales libres, estabilizándolos y previniendo que dañen las células”. Por lo tanto, son la solución para reducir el estrés oxidativo de la piel, “una de las principales causas del envejecimiento prematuro y otros daños”.
"Al neutralizar los radicales libres, los antioxidantes ayudan a proteger el ADN de las células de la piel de mutaciones"
Otra de las reparaciones importantes tiene que ver con la protección del ADN de las células de la piel. Con el daño solar, estas pueden sufrir mutaciones y daños que deriven en enfermedades tan graves como el cáncer cutáneo. Sin embargo, los antioxidantes “protegen los lípidos en las membranas celulares, evitando que los radicales libres peroxiden estos lípidos”. De esta manera, mantienen la integridad y la función de las células.
Además, muchos antioxidantes tienen propiedades antiinflamatorias, lo cual “ayuda a calmar la piel y reducir la inflamación causada por factores ambientales y el estrés oxidativo”. Otros, como la vitamina C, “son cruciales para la síntesis de colágeno, una proteína que mantiene la piel firme y elástica”. Así que, al proteger las células encargadas de la producción de colágeno, es posible mantener la estructura de la piel, favoreciendo su juventud.
ALIMENTOS CON MÁS ANTIOXIDANTES
Los antioxidantes están presentes especialmente en las vitaminas y las que más protegen del sol pertenecen a los grupos A, C y E, también en algunas del grupo B. La vitamina A“ayuda en la renovación celular y en la reparación del tejido cutáneo y también puede reducir la inflamación y promover la cicatrización”, señala la farmacéutica. Puede encontrarse en las zanahorias, batatas, espinacas, kale, calabazas, melón, mango, y productos lácteos fortificados.
Por otro lado, la vitamina C “es crucial para la producción de colágeno, una proteína que mantiene la piel firme y flexible. También es un potente antioxidante que protege contra el daño de los radicales libres inducido por el sol”. Está presente principalmente en los cítricos, como las naranjas, limones o pomelos; las fresas, kiwis, pimientos rojos y verdes, brócoli, coles de Bruselas y papayas.
Además, la vitamina E “ayuda a proteger las células de la piel del daño oxidativo, reteniendo la humedad y puede reducir la inflamación”. La contienen frutos secos como las almendras o las avellanas y las semillas de girasol, las espinacas, aguacates, brócoli o los aceites vegetales como el aceite de oliva y el aceite de girasol. Y, por último, en las vitaminas del grupo B destacan la B3 y B5.
"Los antioxidantes juegan un papel crucial en la protección de las células de la piel al neutralizar los radicales libres"
La vitamina B3, conocida como niacina, “mejora la función de barrera de la piel y reduce la inflamación” y está disponible en el pollo, pavo, atún, salmón, setas, cacahuetes y semillas de girasol. En cambio, la vitamina B5, también denominada ácido pantoténico, “ayuda en la cicatrización y mejora la hidratación de la piel” y está en alimentos como los huevos, aguacates, champiñones, legumbres y carne de res.
Adicionalmente, hay otra medida que no podemos olvidar y que ayuda a hidratar el cuerpo por dentro, preservando su salud: la ingesta de agua regular. Con el agua, no solo ayudamos a regular la temperatura corporal, sino que lubricamos las articulaciones, prevenimos el estreñimiento, aseguramos el funcionamiento eficiente del sistema digestivo y eliminamos los desechos a través de la orina, el sudor y las deposiciones.
Además, “es vital para la función cerebral, ya que la deshidratación puede afectar negativamente el estado de ánimo, la concentración y la memoria”, recuerda la experta. Y respecto al cuidado de la piel, el agua también juega un papel protagonista, pues “puede mejorar su apariencia al mantenerla hidratada”.