Sara Lázaro Navarro, la coach de salud y terapeuta emocional, habla sobre la alimentación consciente y cómo esta nos puede ayudar mejorar nuestra relación con la comida y reducir notablemente la ansiedad.
ALIMENTACIÓN CONSCIENTE
La alimentación consciente ayuda a consumir menos calorías e ingerir porciones más pequeñas. Así se puede llegar a perder peso, evitar antojos y reducir ansiedad. Aunque, cabe diferenciarlo de la alimentación emocional, una forma de dar respuesta a las emociones. En lugar de comer para satisfacer el hambre física.
Ayuda a buscar el origen de las emociones que provocan esos comportamientos, como los antojos, y lo que hay detrás. Mientras que la emocional ayuda a controlar el efecto negativo.
“La comida es una fuente de energía y nutrición, pero también es una forma de conectarnos con nosotros mismos y con los demás”
La clave para poner en práctica este tipo de alimentación es poner atención a los ingredientes que comemos, la forma en la que lo hacemos y cómo nos sienta. Entra algunas de las prácticas para llevarlo a cabo se incluye: masticar lentamente, saborear cada bocado y presentar atención a todas las emociones que esa comida está despertando en nosotros. Desde las sensaciones físicas hasta las emocionales que podemos experimentar, hasta elegir los alimentos nutritivos y satisfactorios.
ALIMENTACIÓN EMOCIONAL
Es muy frecuente observar a personas que recurren a la alimentación emocional para aliviar algunos sentimientos como el estrés, la ansiedad o la tristeza. Pero, esta alimentación puede tener un efecto negativo en la salud, tanto física como emocional a largo plazo.
Por eso, cabe diferenciar entre la alimentación consciente y emocional, pero ambas pueden llegar a tener un gran impacto en las personas.
¿CÓMO NOS HACE SENTIR LO QUE COMEMOS?
Sara insiste en recalcar que lo más importante para practicar la alimentación consciente es tener en cuenta que se trata de una práctica que ayuda a conectar el cuerpo con las emociones. Además, la manera en la que una persona come puede afectar a su salud emocional y mental. Sara ejemplifica comentando que comer en exceso o no comer suficiente puede tener un impacto negativo en nuestro estado de ánimo, así como en nuestra energía.
Cuando comemos demasiado, tendemos a sentirnos cansados y letárgicos. Mientras que no comer lo suficiente puede dejarnos con una sensación de ansiedad. Es importante encontrar un equilibrio en nuestra alimentación.
Un ejemplo son los alimentos ricos en proteínas, que pueden hacernos sentir satisfechos durante más tiempo. Mientras que los carbohidratos pueden saciar menos.