Playas y piscinas son escenarios de ahogamientos cada verano. Según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), está es la segunda causa de mortalidad por accidentes en niños y de daño cerebral en adolescentes. Sin embargo, la gran mayoría evitables.
Por eso, en vísperas a la temporada de piscinas, la pediatra Nerea Sarrión (@nerea_pediatra) explica los sistemas antiahogamiento en niños a través de su perfil de Instagram. Los más pequeños son los más vulnerables ante la muerte por lesiones de ahogamiento. En su libro ”Cuidar de lo que más importa”, Nerea define los ahogamientos en menores: “Es la sumersión del niño en un medio líquido (agua) que produce asfixia por la penetración del mismo en las vías respiratorias”.
“Siempre debe haber vigilancia aunque haya presencia de un socorrista, el niño sepa nadar o lleve un sistema de flotación”
En ese aspecto, una supervisión continua, estrecha y atenta por un adulto responsable es fundamental. La experta recalca laimportancia de eliminar otras actividades que puedan suponer una distracción para los padres o responsables como son los móviles. Asimismo, Nerea advierte que la vigilancia no es algo de lo que se pueda prescindir “aunque haya presencia de un socorrista, aunque el niño sepa nadar y aunque lleve un sistema de flotación”.
En cuanto a la última premisa, Sarrión explica en su publicación en redes sociales los aspectos a tener en cuenta de cara a un sistema de flotación seguro. La primera advertencia de la pediatra consiste en usar un chaleco adaptado a la edad, talla y características del niño, además, siempre debe estar homologado.
CHALECO
El chaleco es el único sistema de flotación recomendado, puesto que es la opción más segura. La pediatra enumera algunas características de este producto. En primer lugar, una talla adecuada debe ir adaptada tanto al peso como al contorno del niño. Concretamente, es aconsejable a partir de los nueve kilogramos, que es aproximadamente alrededor de un año de edad.
Algunas de sus características que favorecen la seguridad son su arnés inferior, siempre que sea ajustable. Así como el tejido y protecciones que previenen de rozaduras y pellizcos. Además, sus ocho bolsillos interiores tienen un total de 24 flotadores que pueden ser retirados a medida que progrese la flotación, lo que los vuelve evolutivos. Finalmente, Nerea incide en la homologación de los chalecos, que deben cumplir la normativa UNE 13138-1:2022.
Sarrión responde a una de las dudas más frecuentes sobre este sistema: “Le pongo el chaleco y se hunde”. Ante ese caso, entre los dos y tres años para aumentar la flotabilidad, autonomía y seguridad, podemos combinar el chaleco con el manguito evolutivo, “siempre con una vigilancia estrecha”.
MANGUITO EVOLUTIVO
Los manguitos evolutivos están compuestos de espuma de polietileno. Y, tienen una forma redonda, sin bordes cortantes y no son inflables, por lo que no existe un riesgo de que se pinchen. Otro aspecto fundamental es que, al igual que los manguitos, son evolutivos y permiten la retirada paulatina de los aros a medida que progrese la flotación.
Por el contrario, los manguitos inflables no son recomendables por su alto riesgo de ser desinflados o pinchados, salirse de los brazos y limitar la movilidad. De la mima manera, los flotadores redondos ínflales, los convencionales tampoco son aconsejables, según la pediatra, por desinflarse, su posible riesgo de vuelvo y escurrimiento.
CONSEJOS
La pediatra recuerda que los sistemas de flotación están pensados para el tiempo de ocio. En el contexto de las clases de natación, los sistemas no se usan de la misma manera debido a la supervisión de monitores especializados y el objetivo de fomentar la autonomía y aprendizaje del niño a a flotar sin ayuda.
Sin embargo, ningún dispositivo puede “sustituir la supervisión continuada de un adulto”, es vital que se continué ejerciendo una vigilancia estrecha y se emplean siempre que se bañen o estén cerca del agua. No obstante, la experta hace algunas distinciones según la edad:
- Menores de un año: normalmente, aquellos que pesan menos de nueve kilogramos deben “ir en tus brazos”, puesto que no existen sistemas de flotación homologados para edad edad y peso.
- Entre uno y tres años: es aconsejable combinar el chaleco con manguitos evolutivos para aumentar la flotabilidad y autonomía. Sin olvidar la vigilancia y proximidad al bebé en todo momento.
- A partir de tres años: Nerea recomienda el chaleco y comenzar con el aprendizaje de natación. Cuando el niño sabe nada, podemos aplicar la Regla 10/ 20 que consiste en mirar al agua mínimo cada 10 segundos y ser capaz de llegar hasta el niño en menos de 20 segundos. En caso de que el niño no sepa nada, la advertencia de la pediatra es “no permanecer más lejos de la longitud de tu brazo”.