Cada vez existe más concienciación sobre la importancia de proteger la piel de los rayos del sol. Pero en este asunto no hay que valorar únicamente el uso de la fotoprotección, también conviene tomar medidas adicionales, como la utilización de gafas o de ropa que cubra la piel del cuerpo. Tomarse en serio estas medidas es incluso más importante cuando se trata de cuidar a los más pequeños de la casa, ya que la piel de los niños es más fina y sensible, siendo también más vulnerable a los efectos del daño solar.
Sin embargo, proteger la piel de los bebés de los efectos del sol no es exactamente igual que como hacemos los adultos. Precisamente, por las características de los niños y su inmadurez fisiológica, necesitan unos cuidados extra. Y para poder proporcionárselos de la manera adecuada, la pediatra Nerea Sarrión (@nerea_pediatra) ha compartido todos los consejos en ‘Cuidar lo que más importa’, el manual que pretende que sirva de guía para el cuidado infantil. Vamos a descubrirlos:
ATENCIÓN A LA EXPOSICIÓN SOLAR
Para preservar la salud cutánea de los niños, hay que evitar la exposición solar directa a los menores de 6 meses y limitarla en el caso de los menores de 3 años. Como recomendación general, lo ideal es permanecer en la sombra “siempre que sea posible” y evitar exposiciones prolongadas. Estas indicaciones deben ir acompañadas de otras medidas físicas, como el uso de gorras de ala ancha, gafas de sol homologadas, ropa fresca que cubra la piel o ropa que tenga protección UV o UPF. Además, es importante mantener hidratado con agua de manera frecuente.
¿CÓMO TIENE QUE SER EL FOTOPROTECTOR?
La mejor crema de protección solar para bebés debe ser de amplio espectro para asegurar la máxima protección, es decir, contra los rayos UVA y UBV. Además, el factor de protección solar o FPS debe ser “alto, preferiblemente 50+” y con etiqueta que garantice la resistencia al agua, al sudor o a la fricción. Lo mejor es que la fotoprotección esté formulada específicamente para niños, pero, según la edad, hay que tener en cuenta algunas consideraciones:
- Menores de 6 meses: como se indicaba anteriormente, a esas edades lo ideal es evitar el sol cuanto sea posible. Además, tampoco se recomienda la aplicación de crema solar en los recién nacidos, así que la mejor medida es buscar la sombra y la protección física.
- De 6 meses a 3 años: en este grupo también entran los niños con pieles sensibles y, en este caso, se pueden utilizar protectores solares de filtro mineral o físico, es decir, aquellos que reflejan la luz solar.
- Mayores a 3 años: aquí se permiten los fotoprotectores de filtro químico o mixto, que son aquellos que absorben los rayos UV y los transforman en “energía inocua”.
ASÍ DEBES APLICAR EL FOTOPROTECTOR
Las indicaciones profesionales que recoge Nerea Pediatra en su guía pasan por la aplicación abundante del fotoprotector 20 minutos antes de la exposición solar, extendiéndolo “por todas las áreas corporales expuestas”. Esto quiere decir que no hay que pasar desapercibidas zonas tan importantes como la cara, el escote, los hombros, el cuello, las manos o los pies. Además, hay que reaplicar transcurridas las dos horas y tras el contacto con el agua, el sudor o la fricción.
El factor de protección solar o FPS debe ser “alto, preferiblemente 50+”
Estos consejos no serán útiles únicamente para los días de sol, playa y piscina. También deben seguirse siempre que los niños realicen cualquier actividad al aire libre, si va a existir una exposición solar prolongada o en días nublados, en los que la radiación sigue siendo peligrosa. Asimismo, si va a ser necesario el uso de algún repelente, como el antimosquitos, cabe recordar que lo mejor es aplicar primero la crema solar.
PROTECCIÓN CON GAFAS DE SOL: INDICACIONES
Vistos los consejos más importantes en cuanto a la protección solar de los bebés, no hay que pasar por alto cómo deben ser las gafas de sol elegidas para garantizar la salud ocular. Los rayos de sol también pueden ser muy dañinos con los ojos, por lo que es importante escoger unas gafas homologadas que cuenten con el símbolo CE, garante de la certificación europea. Deben contar con un filtro de la categoría 3-4 y, muy importante, estar adaptadas a la cara, con monturas resistentes, ligeras y cómodas.