Acudir a las playas y piscinas en verano es una medida confortable para desconectar y refrescarse ante las altas temperaturas, pero no hay que perder de vista que es la época del año en la que más ahogamientos se producen. Sin ir más lejos, el año pasado 422 personas perdieron la vida ahogadas en el agua. Más de la mitad de los casos ocurrieron en verano, siendo 17 de ellos correspondientes a menores de edad.
Durante esta temporada ya ha habido varias víctimas mortales por ahogamientos infantiles, por lo que no hemos dudado en contactar con el popular enfermero Pedro Camacho (@mireciennacido) para conocer de primera mano cómo prevenir los ahogamientos en niños. Y, en primer lugar, el experto destaca que “la mayoría de los ahogamientos se producen en piscinas privadas”, por lo que es imprescindible extremar las precauciones en ellas.
Uno de los mejores consejos para evitar los ahogamientos en niños es a través de la educación, “enseñándoles a flotar, nadar y a actuar con precaución”, indica el enfermero. Por otro lado, resulta de utilidad inculcarles que, cuando vayan a darse un baño, “siempre deben pedir permiso para que nosotros sepamos que están en el agua y poder vigilarles”.
"El chaleco de flotación es el que me parece más seguro"
Y es que “la mayor prevención de ahogamientos es la vigilancia continua”. Los adultos seremos los responsables de esa supervisión, asegurándonos de “permanecer siempre a un brazo de distancia de los niños en el caso de que no sepan nadar”. Si, por el contrario, se manejan en el agua, hay que “respetar la regla del 10/20, que se basa en observar el agua cada 10 segundos y mantener una distancia que puedas salvar en 20 segundos”.
Adicionalmente, hay que prestar atención a los sistemas de flotación más recomendados en niños. El enfermero invita a “desconfiar de los flotadores y manguitos, ya que pueden perder su capacidad de flotación” si se pinchan o deshinchan. “Son, más bien, juguetes complementarios”, comenta. En cambio, recomienda el chaleco de flotación. “Es el que me parece más seguro”, añade.
"Ante la sospecha de ahogamiento en un niño, hay que sacarlo del agua, verificar su respiración y respuesta y llamar al número de emergencia"
Eso sí, hay que revisar que la talla de los chalecos de flotación sea la adecuada y que permita la movilidad del pequeño. También conviene comprobar que los cierres sean de seguridad “para que no se puedan abrir” y que incorporen la cinta de seguridad entre las piernas, obligatoria en cualquier modelo, con el objetivo de que no se pueda subir hacia arriba.
En niños más mayores, se pueden utilizar los manguitos de espuma. En cualquier caso, ninguno de estos métodos debe ser sustituido por la supervisión del adulto: “Deben ser un sistema de seguridad que complemente a la vigilancia. Si deseas ampliar la información sobre los sistemas de flotación, puedes encontrarla en el libro de Pedro Camacho, ‘Mamá, me hago mayor…’, o también en sus redes sociales.
¿CÓMO ACTUAR ANTE LA SOSPECHA DE AHOGAMIENTO?
Si creemos que un niño se está ahogando en nuestra presencia, el experto indica que hay que “sacarlo del agua, verificar su respiración y respuesta y llamar al número de emergencia”. En caso de que esté consciente y respire, “colócalo de lado, en posición de seguridad y tapa su cuerpo con toallas”. Y, al contrario de lo que podamos pensar, “no se le debe golpear para que expulse el agua”.
En cambio, “si está inconsciente y no respira, hay que iniciar siempre maniobras de RCP”. Para prevenir cualquier susto en el agua, el enfermero recomienda encarecidamente a los papis formarse en primeros auxilios, de tal forma que puedan agilizar la respuesta en situaciones de emergencia.