Uno de los mayores miedos que despierta la maternidad en las mujeres es el momento del parto. El temor a lo desconocido, el dolor físico que cabe esperar o las posibles complicaciones médicas para ella y para el bebé son los principales culpables de ese miedo. Sin duda, cada nacimiento es único y anticiparse a lo que puede ocurrir es completamente normal ante ese sentimiento de incertidumbre.
Afortunadamente, la ciencia cada vez arroja más información sobre los nuevos métodos de parto, como la inmersión en el agua. A pesar de que innovaciones como esta cuentan con algún que otro detractor entre la población general, un estudio publicado recientemente en el ‘BJOG, International Journal of Obstetrics & Gynaecology’ ha actualizado la evidencia científica que se tenía al respecto de esta técnica, después de analizar más de 60.000 partos. Y concluye que parir en el agua no representa un riesgo mayor para la salud de la madre o del bebé y, además, ofrece beneficios analgésicos.
El trabajo de parto con inmersión en el agua, también conocido como hidroterapia en el parto, consiste en dar a luz en una bañera o piscina con agua tibia para que el ambiente acuático alivie la presión sobre el cuerpo y, de esta manera, reduzca el dolor y la ansiedad y facilite la relajación y la movilidad. Para verificar si esta técnica de parto proporciona analgesia y comodidad a la mujer sin mayores riesgos que el parto fuera del agua, el estudio de cohorte tomó una muestra de 73.229 mujeres sin factores de riesgo prenatal o intraparto, con los datos recogidos de un total de 26 servicios de maternidad del Servicio Nacional de Salud (NHS) de Reino Unido.
El estudio no ha encontrado un riesgo mayor en parir dentro del agua que hacerlo fuera de ella
Todas estas mujeres habían dado a luz a sus bebés entre los años 2015 y 2022, pero finalmente fueron excluidas del estudio 12.827 (17,5%), ya que habían recibido intervenciones obstétricas o anestésicas antes del nacimiento de sus respectivos hijos. Finalmente, un 65,6% (39.627) de las mujeres que conformaron la muestra tuvieron partos en el agua, mientras que el 34,4% (20.775) fueron fuera del agua.
El estudio midió las posibles lesiones obstétricas del esfínter anal, la muerte fetal o neonatal, el ingreso a la unidad neonatal con asistencia respiratoria, el riesgo de hemorragia posparto, la administración de antibióticos en las 48 horas posteriores al nacimiento, los resultados después de la distocia de hombros y la rotura del cordón umbilical. Y las conclusiones para todos estos elementos fueron que no se encontró un riesgo mayor en parir dentro del agua que hacerlo fuera de ella.
El objetivo del trabajo de parto mediante inmersión en el agua es "conseguir un mejor alivio del dolor y aprovechar las ventajas que ofrece el agua en el trabajo de parto"
Cabe recordar que en España hay hospitales que ofrecen la opción de inmersión en el agua durante el trabajo de parto. El Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles recuerda que “conseguir un nacimiento en el agua no es el objetivo final de uso de la hidroterapia en el trabajo de parto, sino conseguir un mejor alivio del dolor y aprovechar las ventajas que ofrece el agua en el trabajo de parto”. Asimismo, señalan que el parto en el agua se asocia con partos más cortos, ayuda a soportar mejor las contracciones y a “sentir un mayor control del proceso”.
Durante el proceso de parto, la mujer deberá estar acompañada en todo momento de una matrona. Además, puede abandonar la piscina cuando lo desee o cuando se lo indiquen por cuestiones de seguridad. Sin embargo, no todas las mujeres podrán hacer uso de la inmersión en el agua para dar a luz, ya que pueden existir contraindicaciones en embarazos de alto riesgo, en embarazos inferiores a 37 semanas o múltiples, en pacientes que tengan síntomas de fiebre o de infecciones activas o en mujeres que usen epidural, entre otras.