Los primeros pasos de un bebéson uno de los momentos más especiales que viven las familias. La evolución de la marcha y de los pies de los más pequeños son, además, uno de los asuntos que más preocupan a las mamás y a los papás porque hay mucho desconocimiento al respecto. Y cualquier problema minúsculo puede convertirse en un mundo.
Para despejar todas las dudas sobre este tema, hoy tenemos con nosotros a Neus Moya, la podóloga infantil que suma ya cerca de 350.000 seguidores en Instagram (@neusmoya.podologa) y que acaba de publicar su nuevo libro, ‘Pasito a pasito’. En él da mucha información y consejos sobre el cuidado de los pies de los más pequeños de la casa, así como desmonta muchos mitos que circulan por ahí y que no tienen base científica.
La experta nos cuenta que el cuidado de los primeros pasos y la evolución de la marcha en los más pequeños generan mucha inquietud en los padres, puesto que el pie es aún “inmaduro”. “Al nacer, parte del mediopié no está osificado y por tanto es más susceptible a las presiones externas”. Asimismo, la marcha requiere de un aprendizaje por etapas, así que “el respeto de cada una de ellas, permitirá una correcta maduración de esta marcha en la que se necesita estímulo, espacio y movimiento”.
¿CUÁNDO HAY QUE INCORPORAR EL CALZADO?
El uso de los zapatos se dará según el momento madurativo, así que no hay una edad exacta estipulada para hacerlo. La podóloga nos recomienda empezar a ponerlos cuando el niño sea capaz de dar 10 pasos por sí mismo, sin caerse, y “sólo si es necesario”, aclara. Eso sí, el zapato debe permitir el desarrollo del su pie como si no lo llevara. “Tiene que permitir el movimiento natural del pie y dar espacio a los dedos”.
Cuando comenzamos a incorporar el uso de zapatos en los bebés, uno de los quebraderos de cabeza para los papás es la tolerancia del niño al calzado. Muchos de ellos se los quitan, aunque a otros no les cuesta nada adaptarse. Lamentablemente, Neus dice que no hay truco para lograr que acepten los zapatos de primeras, aunque nos da esperanzas: “poco a poco, y cuando ya camina y el reflejo plantar está integrado, no suele haber problema”.
PROBLEMAS CON LA HUELLA PLANTAR
La podóloga cuenta en su libro cómo muchas familias acuden a consulta con sus hijos pensando que su huella plantar es muy plana. Sin embargo, este problema no debe preocuparnos hasta que los niños tienen entre 6 y 8 años, pues hasta esa edad no tiene validez porque todavía no se ha formado el puente y todavía hay mucha laxitud y grasa plantar. Por eso, hay que llevarles al podólogo a partir de los 3 años, para que puedan hacerle una revisión y comprobar que todo se encuentra dentro de los límites fisiológicos.
"La huella plantar no tiene validez hasta los 6-8 años. Y cuando la tiene, es relativa"
Los síntomas que sí deben preocupar a los padres son el dolor, el cansancio o caídas muy frecuentes. En cualquier caso, los problemas más frecuentes en niños de corta edad suelen ser ungueales, como por ejemplo, las uñas clavadas. Esto es así porque se les rompen o porque las cortamos mal (redondeadas, en vez de rectas). El pie plano valgo es también bastante común, un problema fisiológico que suele evolucionar. Como los pies de los niños no trabajan dentro de zapatos que amortiguan demasiado, que son rígidos y que no dan espacio a los dedos, “los pies no se enderezan cuando deberían”, dice la experta.
La principal recomendación que hace Neus a los papás y a las mamás es la prevención, pues “no hay conciencia de la figura del podólogo infantil con la prevención de determinadas patologías y cuando acuden, ya es tarde”. Un profesional examinará de la forma adecuada al niño y, a través del algoritmo terapéutico, determinará si es necesaria una monitorización o un tratamiento.