Puede parecer que ya estamos muy al día con todo lo que implica el embarazo, el parto y el postparto. Es cierto que cada vez tenemos más visibilización al respecto y también más conocimiento, pero aún queda mucho por descubrir, incluso para la ciencia. De hecho, abordar cómo los desajustes hormonales afectan al cerebro de la mujer durante el proceso de la maternidad es uno de los campos que se están estudiando en la actualidad y que darían sentido a los cambios emocionales que atraviesan muchas mamás. Unos desequilibrios que, tradicionalmente, se han utilizado para ridiculizar a las mujeres.
Para acercar todo el conocimiento que tenemos en la actualidad respecto a este tema, la psicóloga experta en Neurociencias Susana Carmona acaba de publicar ‘Neuromaternal’ (@neuro.maternal), un libro con el que pretende “ayudar a nombrar muchos de los sentimientos confusos que acompañan a las madres durante su transición a la maternidad”, explica en declaraciones para Estetic. Para ello, se ha servido de estudios científicos que “demuestran o desmienten algunas de las concepciones que tiene la sociedad sobre el cerebro de las madres”.
De esta manera, muchas mujeres podrán ponerle nombre a muchos de los procesos que viven, saber cuál es su origen y así “entenderlos y verlos con perspectiva. Y, a partir de ahí, si lo creen necesario, modularlos e incidir sobre ellos”, nos cuenta la doctora. Es como aquella frase de SantiagoRamón y Cajal, que hoy Susana nos recuerda: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”, pero para conseguirlo debemos saber qué queremos esculpir”.
Susana, en tu libro retomas el concepto de ‘matrescencia’ creado por la antropóloga médica Dana Raphael y recuperado recientemente por la psicóloga Aurelie Athan. ¿Qué significa este término? ¿Va a permitir crear mujeres más empoderadas?
La antropóloga médica Dana Raphael definió la ‘matrescencia’ como el proceso de convertirse en madre. Años más tarde, la psicóloga Aurelie Athan profundizó en el término y lo adaptó de la antropología a la psicología. Para Aurelie Athan, la matrescencia es una experiencia de desorientación y reorientación producida por un ritmo acelerado de cambios en diversos aspectos de la vida que nos empujan a redefinirnos en cada uno de ellos.
Esta palabra, que fusiona "Maternidad" con "Adolescencia", nos ayuda a resaltar los paralelismos entre las dos etapas de transformación vital. Nos recuerda que son periodos de cambios físicos, psicológicos y sociales, por los que pasamos todas. También nos invita a abrazar la ambivalencia, ya que la maternidad, al igual que la adolescencia, se acompaña de momentos de cierta labilidad e intensidad emocional.
"Necesitamos investigación que nos ayude a comprender qué sucede en el cerebro de la mujer, no solo durante la maternidad, sino también, por ejemplo, durante el ciclo menstrual o la menopausia"
Pero sin duda, la fusión de lexemas, también nos ayuda a visibilizar a la maternidad como un periodo de transformación y maduración, una fase vital de profundos aprendizajes, alejándonos así de esta visión que a menudo perpetúa la sociedad y que posiciona a la maternidad como una etapa de déficits y pérdidas cognitivas.
Yo no diría que el objetivo de usar esta palabra sea empoderar a las mujeres, sino hacer una narración más justa de la maternidad, porque, como suele decirse, "somos los relatos que nos contamos". Y, hoy en día, muchas madres nos contamos relatos que no están basados en datos, y que suelen dejarnos en mal lugar.
Propones que bajo este término de ‘matrescencia’ se aglutine todo lo que implica la ‘momnesia’. ¿Por qué esta lucha? ¿Cuáles son los beneficios de aceptar la maternidad con todo lo que implica: lo bueno y lo malo?
Muchas madres hablan de pérdidas de memoria durante el embarazo y al principio del posparto. Debemos tomarnos en serio estos problemas cognitivos e investigarlos, pero no creo que ayude a nadie reducir a eso todo lo que sucede en el cerebro de la mujer durante la maternidad.
Creo que debemos conceptualizar la maternidad desde un prisma más global, que nos permita entender no solo por qué no recuerdo dónde dejé las llaves, sino también por qué, al entrar en una habitación, mi cerebro se pone a detectar los posibles peligros para el bebé, o por qué, a pesar de estar exhausta, me resulta muy difícil desconectar del bebé y sigo pensando en él cuando se supone que debería descansar.
"Solo a través de la investigación podremos sustituir el relato por el dato"
Tampoco sería justo dejar de lado todo lo que las madres tenemos que aprender en muy poco tiempo para mantener a un recién nacido vivo u olvidar la cantidad de habilidades tremendamente útiles para la vida que nos enseña la maternidad, como por ejemplo la empatía, el altruismo, la flexibilidad cognitiva o la regulación emocional.
Los cambios físicos en el cuerpo de la mujer han sido los más notables históricamente. ¿Se ha mostrado durante siglos una tendencia hacia la ridiculización de las capacidades mentales de las madres?
Sí. Por ponerte un par de ejemplos, en el siglo XIX, el médico obstetra Charles Meigs escribió en un tratado de obstetricia lo siguiente: “Una mujer tiene la cabeza demasiado pequeña para el intelecto, pero lo suficientemente grande para el amor”. Otro ejemplo mucho más reciente lo podemos encontrar en diversas entradas de Google para padres, cuando buscamos qué pasará en el cerebro de la mujer durante el embarazo y la maternidad. Allí nos hablan del ‘Síndrome de cabeza de chorlito’ que acompaña a las embarazadas y de la labilidad emocional debida a las fluctuaciones hormonales. Poco más.
Para acercar ‘Neuromaternal’ a nuestros lectores y a grosso modo… ¿Qué cambios ‘negativos’ experimentan las mujeres en el embarazo y postparto, según la ciencia?
A nivel físico, todo el cuerpo de la mujer (incluyendo obviamente el cerebro) se debe adaptar para funcionar bajo unos parámetros homeostáticos diferentes que requieren mucha energía extra y que, si se desregulan, pueden ser perjudiciales para la madre y para el bebé. Respecto al nivel mental, creo que el principal cambio “negativo” que más preocupa a las madres es el cansancio, las dificultades de concentración y las dificultades de concentración y memoria que de este se derivan.
¿Y cuáles son los cambios positivos o que ganamos con la maternidad?
Ganamos una ventana de plasticidad cerebral, un estado en el que el cerebro es especialmente maleable, adaptable y susceptible al aprendizaje.
¿Aún queda mucho por conocer acerca del comportamiento del cerebro de las mujeres que van a ser / acaban de ser mamás? ¿Se necesita más visibilización en la sociedad?
Totalmente. Necesitamos investigación que nos ayude a comprender qué sucede en el cerebro de la mujer, no solo durante la maternidad, sino también, por ejemplo, durante el ciclo menstrual o la menopausia. Estos períodos, acompañados de grandes fluctuaciones hormonales, modulan la plasticidad cerebral. Las hormonas son capaces de unirse a receptores en las células cerebrales y modificar la actividad de regiones implicadas en la cognición y el procesamiento emocional. Solo a través de la investigación podremos sustituir el relato por el dato y abogar por una medicina personalizada que tenga en cuenta tanto el sexo como el género.