Con la llegada del otoño y los cambios de temperatura, es común que los padres comiencen a notar que sus pequeños desarrollan un incremento en la producción de mocos. La pediatra Mar López, conocida en las redes sociales como @marlopez_pediatra, explica que este fenómeno es normal y se debe principalmente a la exposición a virus que los niños aún no han encontrado en su vida, lo que genera una respuesta natural del organismo.
Los niños suelen tener más mocos porque su sistema inmunológico aún está en desarrollo y no ha estado expuesto a muchos de los virus que circulan en el ambiente. Cuando un niño se encuentra cerca de alguien que tose o estornuda, es probable que el virus entre en su cuerpo. Como respuesta, el sistema inmunológico activa la producción de moco. Los mocos son, en un primer momento, transparentes, pero a medida que el cuerpo lucha contra el virus pueden cambiar a colores más amarillos o verdes. Esto indica que las defensas están activas, pero no significa que haya una infección más grave.
Los niños suelen tener más mocos porque su sistema inmunológico aún está en desarrollo y no ha estado expuesto a muchos de los virus que circulan en el ambiente
¿QUE HACER EN ESTA SITUACIÓN?
- Lavados nasales a demanda con agua de mar isotónica y, si hay mucho moco, hipertónica.
- Evitar ambientes con humo.
- Ofrecer líquidos y alimento sin forzar.
- Ningún jarabe o antibiótico elimina los mocos.
- Usar humificadores de vapor frío solo si hay mucho moco o es espeso.
- Simplemente esperar, ya que el catarro se cura solo el 90% de las veces.
En el contexto de los lavados nasales, López enfatiza la importancia de realizarlos utilizando agua de mar isotónica para ayudar a descongestionar las fosas. Si hay una gran cantidad de moco, es recomendable usar una solución hipertónica. Además, estos lavados deben hacerse mientras el niño está sentado e inclinado hacia delante, o boca abajo en el caso de los más pequeños que no pueden sujetar su cabeza. Aunque algunos padres optan por aspiradores nasales, la pediatra recomienda su uso solo de manera puntual y cuando la respiración del niño esté comprometida.
Si hay una gran cantidad de moco, es recomendable usar una solución hipertónica
Es fundamental que los padres estén atentos a ciertos síntomas. Si el moco y la tos persisten durante más de 10-15 días, si hay dificultad para respirar, dolor de oídos, fiebre alta que no cede o cambios significativos en el comportamiento del niño, se debe consultar a un profesional de salud. Sin embargo, es importante aclarar que el color verde del moco no indica una infección bacteriana, por lo que los antibióticos no son necesarios en la mayoría de los casos.
La llegada de los mocos es una parte natural del crecimiento y desarrollo infantil, y aunque puede ser motivo de preocupación para los padres, la mayoría de los casos se resolverán de manera espontánea. A través de la educación y la prevención, se puede ayudar a los pequeños a atravesar esta etapa de manera más saludable. La pediatra Mar López anima a los padres a mantenerse informados y a consultar siempre con un profesional si tienen dudas sobre la salud respiratoria de sus hijos.