Hay muchos temas de los que decidimos no hablar abiertamente con los niños, zanjándolos por completo con explicaciones que pueden resultarnos fáciles de dar, pero que restringen el acceso a la información de los más pequeños. Por ejemplo, ¿cuántas veces les decimos que no es bueno “tirarse pedos” en público porque “es de mala educación”? Pero, ¿les hemos explicado alguna vez que lo más sano es echarlos fuera? Ese hermetismo en temas tan vitales nos conduce a la desinformación sobre nosotros mismos, una decisión que va en nuestra contra según vamos creciendo.
Para romper esos tabús, sería relevante comenzar desde pequeños a conocer cómo funciona nuestro organismo con la gran variedad de sistemas complejos que lo componen. Y a ello tiene mucho que aportar Ángela Quintas, química clínica, experta en nutrición humana y microbiota. Tras su éxito con ‘¿Por qué te duele la tripa?’, la experta ha querido acercar el mundo de las bacterias a los más pequeños de la casa a través de un cuento infantil, ilustrado por Ingrid Valls. Y lo ha hecho con ‘Superpedorro’, la historia de un niño que “presume de tirarse unos pedos enormes, hasta que un día empieza a hacer cacas líquidas y a dolerle la tripa”. Es entonces cuando será diagnosticado de gastroenteritis y el médico “le contará cómo sus bichitos intestinales están batallando contra ese virus. Luego, le dará consejos sobre cómo vencerlo para poder volver a su vida normal”. Sin embargo, el libro también incorpora consejos para los papás y las mamás, para que puedan ayudar a sus pequeños en el control de sus deposiciones.
Ángela, ¿cómo piensas que puede ayudar a los más pequeños comprender cómo funciona su sistema digestivo en el corto y largo plazo?
Entendiendo la importancia de la microbiota, podrán entender la importancia de una buena alimentación. Su alimentación está directamente relacionada con cómo se encuentran, energía, estado de ánimo y con su salud general.
Dentro de esos consejos que facilitas en tu libro, aportas el recurso de la Escala de Bristol, que tanto niños como incluso muchos adultos desconocemos. ¿En qué consiste?
Como a los científicos les encantan las clasificaciones, en 1997 dos de ellos, K. W. Heaton y S. J. Lewis, idearon la llamada ‘Escala de Bristol’, una clasificación de la caca en siete tipos según su forma y consistencia. Hoy en día, gracias a la observación de su forma y color y su comparativa con la Escala de Bristol, podemos obtener una información muy valiosa sobre cómo funciona nuestro aparato digestivo. Esta escala nos ayuda a clasificar las deposiciones y así poder saber qué es lo que nos pasa.
Según esa clasificación, ¿cuál es el tipo o tipos de deposición correctos?
Si nuestro tránsito intestinal es correcto, nuestras cacas se corresponderán con los números 3 y 4 de la Escala de Bristol. Y si consigues expulsarlas sin dificultad y sin dejar apenas rastro en el papel al limpiarte, querrá decir que estás comiendo sano y equilibrado.
Uno de los problemas que más preocupa a las familias es cuando el niño sufre un cuadro de estreñimiento. ¿Cómo recomiendas a los padres actuar en tal caso?
Cuando hay estreñimiento es muy importante asegurar 3 cosas: la actividad física, el aporte de agua y la fibra. Es importante que beban bastante agua y que tomen frutas y verduras. Favorecer el consumo de hidratos de carbono ricos en fibra como la pasta integral, la quinoa, los copos de avena o las legumbres; frutas ricas en fibra como el kiwi, los frutos rojos, los higos o la ciruela; y verduras como la alcachofa, los espárragos o el brócoli. También los frutos secos son una gran fuente de fibra, podemos darlos enteros a partir de los 5 años o en crema o triturados para menores de 5 años.
Un menú ideal por ejemplo sería:
- Desayuno: Porridge de leche con copos de avena, frutos rojos y nueces
- Media mañana: Fruta y frutos secos
- Comida: Quinoa con gambas y espárragos; de postre: fruta
- Merienda: Tostada de pan integral con aguacate y queso fresco
- Cena: Salmón al horno con brócoli al vapor; de postre: fruta
Otro truquito es añadir a las ensaladas, yogures o tostadas semillas de lino y chía, que son muy ricas en fibra y en ácidos grasos Omega-3.
Y, por el contrario, ¿cómo deben proceder con las diarreas?
Lo primero y más importante es asegurar la hidratación. La mejor opción, al menos los primeros días, es el suero oral de farmacia. Lo puedes encontrar neutro y con sabor a frutas, que es más atractivo para los niños. Si son muy pequeñitos podemos ofrecerlo poco a poco con una jeringa o una cuchara. En este caso, al contrario que antes, nos interesa bajar el consumo de fibra. Optaríamos en este caso por arroz, pan blanco, pasta o patata como fuentes de hidrato de carbono. No es necesario ofrecer dieta blanda, ofreceremos alimentos según apetito y tolerancia, siempre evitando los alimentos ricos en grasa y en azúcares.
¿Cuándo deberían acudir al médico?
Tenemos que prestar especial atención, sobre todo en los más pequeños, a los signos de deshidratación, si observamos que orina con menos frecuencia, tiene la boca seca o está muy cansado. Ahí es cuando deberíamos acudir al médico, también si no mejora transcurridos 2 o 3 días.