Cuando un bebé llega a casa, las rutinas de descanso se trastocan significativamente. Los llantos nocturnos por cólicos o hambre son diarios y pueden llegar a ser exasperantes. En ese sentido, muchos padres y madres optan por practicar el colecho para permanecer más cerca de sus bebés. Entendemos el colecho como la situación en la que los niños comparten cama con los padres a diario. Cuando el bebé duerme en la misma cama tanto en una cuna adosada, también se consideran formas de co-lecho.
Hoy, en Estetic hablamos con Amelia Hunter, cofundadora de Baby Sleep Solutions y especialista en sueño infantil sobre esta práctica tan habitual para unos y tan peligrosa para otros.
“Es una manera cómoda y rápida de responder a sus despertares"
En primer lugar, conviene esclarecer la definición de colecho. Amelia explica que en España es un concepto que abarca varias prácticas, aunque suele referiste al bedsharing, “compartir cama” en inglés. Sin embargo, la experta aclara que “también podríamos hablar de colecho para referirnos a compartir habitación con el bebé, ya sea en una cuna pegada a la cama de los padres (co-sleeping) o más bien separada con un límite físico y espacial (room sharing)”.
Algunos de los beneficios de compartir cama con tu hijo varían desde satisfacer las necesidades del niño más rápido hasta sincronizar la respiración y temperatura para favorecer al descanso de todos. Pero la principal ventaja es que "es una manera cómoda y rápida de responder a los despertares de sus peques. Sobre todo cuando todavía hay tomas nocturnas”, detalla Hunter.
NO FUNCIONA PARA TODAS LAS FAMILIAS
Aunque, no es así para todas las familias porque “simplemente no funciona porque notan que no descansan bien, ya que su descanso es mucho más fragmentado y superficial”. A pesar de que muchas personas piensan que es una forma de ayudar a los bebés a conciliar el sueño, Amelia lo desmonta: “Depende mucho del caso. Hay bebés que para conciliar el sueño sí que necesitan ese contacto físico con mamá o papá y se quedan dormidos sin problema.
Pero, hay otros casos en los que al bebé le cuesta porque se queda en estado de alerta, sobre todo cuando ya son conscientes de su entorno. Muchas familias nos explican que es como si sus bebés quisieran controlar que mamá no se mueve de su lado y al mínimo movimiento o falta de contacto se despiertan.”
SEGURIDAD
La seguridad de un bebé es uno de los muchos aspectos que tanto preocupa a los padres. En el contexto del colecho, el Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL) es la cuestión más relevante. Amelia concuerda con las recomendaciones del Comité de Lactancia Materna de la AEP y el Grupo de Trabajo de Muerte Súbita Infantil de la AEP: “La forma más segura de dormir para los lactantes menores de seis meses es en su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres. Esto reduce el riesgo de SMSL en más del 50%”.
“La lactancia materna tiene un efecto protector frente al SMSL y, por otro lado, el colecho es una práctica beneficiosa para el mantenimiento de la lactancia materna, pero también se considera un factor que aumenta el riesgo de SMSL” Por eso, no está indicado en:
- Lactantes menores de tres meses
- Prematuridad
- Padres consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes.
- Situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo, como el postparto inmediato
- Colecho sobre superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones
- Compartir la cama con otros familiares, con otros niños o con múltiples personas.
Por otro lado, Hunter subraya que “se habla mucho del SMSL, las recomendaciones de sueño seguro también van dirigidas a reducir riesgos de otras causas de muerte relacionadas con el sueño. Que son aquellas que tienen que ver con la manera y el lugar donde duerme un bebé”, como la asfixia, atrapamiento entre dos objetos o estrangulación.
Ante ello, algunas recomendaciones para practicar un colecho seguro:
- El bebé debe dormir boca arriba siempre, nunca de lado o boca abajo.
- Siempre dormir en una cama y con un colchón plano y firme
- Garantizar que el bebé no se puede caer o quedar atrapado en ningún lugar
- Evitar tener elementos que puedan sobrecalentar o asfixiar al bebé como almohadas, peluches, mantas...etc.
DESARROLLO DEL NIÑO
Otro de los mitos que surgen de la idea de dormir con los padres es que fomenta el apego con los padres. El colecho hace posible el contacto con los progenitores en cualquier momento.
Sin embargo, Amelia sostiene que un niño que duerme en su propia habitación o comparte cama con sus padres puede llegar a tener el mismo apego seguro. En ese contexto, Hunter confirma que “el espacio en el que duerme un bebé o niño no determina la relación de apego que desarrolla con sus padres” .De hecho, lo que determina el apego es la la respuesta del cuidador a las necesidades del bebé, según explica la experta.
Cuando hablamos de colecho una de las preguntas más frecuentes tiene que ver con la duración, ¿hasta cuándo debe dormir con sus padres? La respuesta está en las peculiaridades de cada familia: “Hay muchos caminos para hacer la transición. Tantos como familias, dado que no todas las familias parten del mismo punto de partida ni tienen los mismos objetivos”.
Para hacer una transición adecuada, Amelia recomienda “tener un plan adecuado y acompañar al peque en este cambio hasta que se adapte y desarrolle una relación positiva con su nuevo espacio para dormir”. El objetivo es garantizar el sentimiento de seguridad para el niño y que sepa que puede descansar bien.