Hay mucha controversia acerca de los chupetes: que si deforman los dientes, que si son malos para la mandíbula, que si el niño se acostumbra a él y luego no va a poder dormir sin su chupete, que si con su uso se da un abandono anticipado de la lactancia materna… Es algo que lleva a muchos padres y madres a renunciar a que su hijo lo use pero, ¿sabemos realmente si los chupetes son tan malos como se comenta?
Pedro Camacho, enfermero de pediatría y padre de tres criaturas, resuelve la duda en su libro ‘Mamá, me hago mayor…’, una guía en la que acompaña a las familias en todo el proceso de transición del bebé a niño pequeño. Y su respuesta, es muy clara: “El chupete no se debe de ofrecer, pero tampoco se puede negar”. Todo depende de las necesidades del bebé, por muy claro que tengamos que no queremos dárselo.
“Cuanto más pequeña sea la talla del chupete, menos invasiva será”
La verdad es que el chupete es muy buena opción en algunas ocasiones, según el experto. Tal y como explica en su canal de Instagram (@mireciennacido), “el uso del chupete no es tan malo como lo pintan. Es más, es muy socorrido para, por ejemplo, apaciguar el llanto, cuando el niño tiene hambre, ayuda a conciliar el sueño, también calma la salida de los dientes y, además, previene la muerte súbita del lactante”.
Recuerda que si el bebé no quiere el chupete, “no hay que dárselo”, por mucho que queramos insistir. Aunque si él mismo lo rechaza pero no deja de chuparse el dedo, fenómeno que conocemos como succión no nutritiva, también sería ideal que pudiera utilizarlo, ya que los bebés suelen tener las manos llenas de gérmenes por el gateo. Luego, “quitarle esa costumbre será más difícil” que retirarle el chupete.
ELECCIÓN DEL CHUPETE
Si le vamos a ofrecer el chupete a nuestro hijo, entonces tendremos que escoger la mejor opción. Y, para ello, tenemos que fijarnos en varios aspectos, dado que existen cientos de diseños en las tiendas y farmacias:
- El material: el más aconsejable “es la silicona, ya que dura más, es más resistente y tiene menos riesgos de infecciones que el látex”, dice el enfermero.
- La tetina: “a día de hoy, no está clara la evidencia sobre qué tetina es la mejor: si la anatómica o la fisiológica. Parece que hay menos alteraciones con la fisiológica, cuanto más aplanada y flexible sea. A diferencia, por ejemplo, del que tiene forma de gota. La parte inferior del chupete es más plana y esto le va a permitir colocar la lengua en una posición más elevada".
- El anclaje o cuello: “cuanto más fina y flexible sea esta parte, que es donde se apoyan los dientes, más se reparte la fuerza de succión y menos riesgo de alterar la mordida. Por tanto, menos consecuencias negativas”, señala el experto.
- El escudo: “que sea flexible mejor que rígido, sin argolla, y debe tener orificios de ventilación”. De hecho, esos orificios deben existir siempre, ya que está macado por normativa europea. Ayudan a prevenir casos de asfixia. Respecto a la argolla, explica que si la tiene “es más fácil que le pongas un enganche y lo lleve prendido en la camiseta. Y así tiene más acceso a él. Se trata de que no asocie cualquier llanto o situación y pueda coger el chupete”.
- La talla: debemos “elegir la talla acorde a su edad”. Además, el enfermero aclara que “cuanto más pequeña sea la talla, menos invasiva será”, por lo que no te preocupes si tu peque de dos años sigue llevando un chupete para niños de 6 meses.