Las etapas del sueño infantil están marcadas por importantes transiciones que impactan tanto en la seguridad como en el bienestar de los niños. Dos de los momentos más significativos en este proceso son la introducción de la almohada y el cambio de habitación, pasos que deben realizarse con precaución para evitar riesgos como el síndrome de muerte súbitadel lactante o caídas accidentales.
En este sentido, la Dra. Laura Álvarez, especialista en pediatría, nutrición infantil y lactancia materna, conocida en redes sociales como @lapediatralaura, ha abordado estas dos cuestiones que le hacen los padres más a menudo.
Según la Dra. Laura, la utilización de almohadas en niños menores de dos años está desaconsejada tanto por la Academia Americana de Pediatría (AAP) como por la Asociación Española de Pediatría (AEP), principalmente debido al riesgo incrementado de asfixia y a la relación con el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). En el primer año, este riesgo es especialmente elevado, por lo que la recomendación es clara: nada de almohadas en la cuna.
Además, explica que antes de los dos años la cabeza de los niños es proporcionalmente grande, lo que les permite mantener una alineación adecuada incluso durmiendo de lado, sin necesidad de soporte adicional. A partir de los dos años, cuando los hombros y el cuello comienzan a desarrollarse más, es el momento adecuado para introducir una almohada. Eso sí, esta debe ser fina, firme e hipoalergénica para garantizar tanto la seguridad como la comodidad del niño.
La utilización de almohadas en niños menores de dos años está desaconsejada tanto por la Academia Americana de Pediatría como por la Asociación Española de Pediatría
Respecto al cambio de habitación, la pediatra detalla que la AAP recomienda compartir la habitación con el bebé durante el primer año de vida para reducir el riesgo de muerte súbita. La AEP, por su parte, establece como mínimo los primeros seis meses. Sin embargo, este paso debe realizarse con cautela y en el momento adecuado, evitando situaciones que puedan generar estrés en el niño o en la familia, como la llegada de un hermano o el inicio del colegio.
Un aspecto importante a tener en cuenta es el momento de abandonar la cuna, que debe ocurrir tan pronto como exista riesgo de caída, por ejemplo, cuando el bebé comienza a ponerse de pie y a intentar trepar. En estos casos, la Dra. Laura recomienda camas Montessori, una opción segura y práctica que fomenta la autonomía del niño al permitirle subir y bajar de manera independiente sin peligro de caídas.
La pediatra también comparte consejos útiles para hacer que el cambio de habitación sea un proceso respetuoso y gradual. Entre ellos, destaca la importancia de familiarizar al niño con su nueva habitación, dedicando tiempo a jugar allí antes de que empiece a dormir en ese espacio. También sugiere introducir el cambio a través de las siestas antes de hacerlo definitivo y decorar la cama según los gustos del pequeño, incorporando elementos como dinosaurios o princesas que hagan el lugar más atractivo y acogedor.