En los últimos años, la preocupación por la imagencorporal ha dejado de ser un fenómeno exclusivo de las mujeres y ha cobrado una relevancia creciente entre los hombres. La presión social por alcanzar un ideal de masculinidad asociado a la musculatura y la fortaleza ha derivado en un aumento de los casos de vigorexia, un trastorno obsesivo caracterizado por una distorsión de la autoimagen y una preocupación excesiva por el desarrollomuscular. Este problema afecta mayoritariamente a hombres jóvenes, especialmente aquellos que practican culturismo o deportes de alta exigencia física, poniendo en riesgo tanto su bienestar mental como su salud física.
“La vigorexia, también conocida como dismorfiamuscular, consiste en una creencia de que el cuerpo es pequeño o insuficientemente musculado y, por tanto, imperfecto o defectuoso. Estos defectos percibidos no son observables por otras personas”, explica para Estetic.esIrene de la Vega, vocal de la Sociedad Madrileña de Psicología Clínica. En respuesta a esta distorsión, quienes padecen este trastorno adoptan conductas repetitivas como mirarse constantemente al espejo, seguir dietasextremas, entrenar de manera excesiva y comparar su físico con el de los demás. Pero, ¿a qué se debe esta situación?
"Algunos estudios señalan antecedentes de preocupaciones por el cuerpo durante la infancia"
Las causas de la vigorexia aún no están del todo claras, aunque existen factores que pueden predisponer a su desarrollo. “Algunos estudios señalan antecedentes de preocupaciones por el cuerpo durante la infancia, haber recibido burlas por su físico, vivir en un ambiente muy competitivo o haber tenido problemas de saludmental o interpersonales previamente”, señala la experta. Además, algunos rasgos psicológicos pueden estar relacionados con el trastorno. “La rigidez, la obsesividad, la baja extraversión y autoestima, el neuroticismo y el perfeccionismo son características asociadas a la vigorexia”.
LA VIGOREXIA, PROTAGONISTA EN HOMBRES
Uno de los aspectos más preocupantes de la vigorexia es su prevalencia entre los hombres. “Se ha descrito casi exclusivamente en hombres. El perfil habitual es un hombre entre los 25 y los 30 años que realiza alguna actividad física relacionada con levantamiento de pesas. Es especialmente prevalente entre culturistas que compiten”. No obstante, este trastorno también afecta a deportistas de otras disciplinas. “También se han encontrado síntomas en hombres que practican natación, triatlón y fútbol, ámbitos en los que el desarrollomuscular está altamente valorado”.
Además, aunque comparte algunas similitudes con los TCA, los hombres son, precisamente, una de las grandes diferencias. “La vigorexia afecta casi exclusivamente a varones, mientras que los TCA afectan principalmente a mujeres. En los trastornosalimentarios, la distorsión de la percepción corporal es un síntoma, pero lo principal es la alteración en la alimentación, como los atracones o la restricción, y el miedo a engordar. En la vigorexia, lo primario es la alteración de la percepción del cuerpo y la obsesión por la musculación”.
Pero, contrario a lo que puede parecer, las consecuencias de la vigorexia no se limitan a la esfera emocional, sino que pueden tener graves repercusiones físicas. “Muchas personas con dismorfiamuscular pueden desarrollar creencias de tipo delirante, como pensar que otras personas los observan o se burlan de su físico”, advierte la experta. Pero, a nivel físico, los daños pueden ser significativos. “Son comunes las lesionesmusculares por sobreentrenamiento, problemascardiovasculares y daño hepático debido a algunas conductas habituales como el consumo de esteroides anabolizantes o dietas extremas”.
"Se necesita aún mucha información y conocimiento sobre este trastorno, por lo que son necesarios más recursos para su investigación"
¿CÓMO DETECTAR EL PROBLEMA?
Para detectar la vigorexia a tiempo, es importante prestar atención a ciertas señales de alerta. “Pasar horas excesivas en el gimnasio descuidando otras actividades y relaciones personales, una insatisfacción constante con la apariencia muscular que no se corresponde con la realidad, dietasextremadamenterestrictivas y consumo excesivo de suplementos, uso de anabolizantesesteroides, evitación de situaciones sociales por miedo a parecer poco musculoso y ansiedad o irritabilidad si no pueden entrenar” son algunos de los indicios más comunes.
Sin embargo, todas estas situaciones pueden prevenirse haciendo un esfuerzo conjunto a nivel social y educativo. “Se necesita aún mucha información y conocimiento sobre este trastorno, por lo que son necesarios más recursos para su investigación. Es importante informar a los profesionales de la sanidad y del ámbito deportivo para que puedan detectar casos. También es crucial realizar campañas de concienciación para la población general, para que quienes sufren este trastorno puedan pedir ayuda”.
Además, la experta concluye que es importante reflexionar como sociedad sobre los estándares de belleza y el contenido que se consume en redessociales. “Debemos evitar romantizar ciertos contenidos en redes y desarrollar una mirada crítica hacia la presión social sobre la apariencia. También sería fundamental regular la publicidad y educar en valores desde la escuela para que las nuevas generaciones crezcan con una percepción más sana del cuerpo”.