Entrar en la madurez implica una serie de cambios a nivel biológico y la sexualidad es uno de los campos afectados, aunque todavía sea uno de los que más visibilidad necesita. En el caso de los hombres, muchos de ellos entran en la década de los 40 experimentando problemas de erección, una situación que además de afectar a la vida en pareja, generalmente implica problemas de frustración y autoestima. En cualquier caso, lo más importante siempre es atender a las causas, para identificar los posibles problemas que estén detrás de la disfunción sexual.
Los problemas de erección se producen cuando el hombre mantiene una dificultad persistente para lograr o mantener una erección que sea suficiente para mantener relaciones sexuales satisfactorias y su origen puede ser muy diverso. Al entrar en los 40, muchos hombres comienzan a sentir problemas en su función sexual, a veces relacionados con factores físicos, otras con razones psicológicas o quizá por una combinación de ambas.
Cuando esto suceda, lo ideal es acudir al urólogo para obtener una valoración clínica y el tratamiento adecuado. Sin embargo, muchos hombres lo dejan pasar, ya que asocian los problemas de erección al paso del tiempo. Aunque la incidencia de la disfunción sexual en varones aumenta con la edad, lo cierto es que son condiciones tratables y reversibles, provocadas por problemas subyacentes. Por lo tanto, el diagnóstico temprano es clave para no empeorar la situación ni la calidad de vida.
POSIBLES CAUSAS DE LOS PROBLEMAS DE ERECCIÓN A LOS 40
Una de las principales causas de los problemas de erección a los 40 años es la disminución natural de los niveles de testosterona. Esta es precisamente la hormona clave en la regulación del deseo sexual y la función eréctil, pero con los años, es normal que disminuya su producción. Por otro lado, unos niveles elevados de prolactina en sangre también impacta negativamente en el apetito sexual y en la capacidad para lograr una erección total.
Las enfermedades del corazón, la hipertensión y la diabetes son afecciones que se vuelven más prevalentes con la edad y tienen un impacto directo en la función eréctil
Además, factores como el estrés y la ansiedad, que suelen aumentar con las responsabilidades laborales y familiares, pueden interferir con la estimulación sexual y, por ende, con la calidad de las erecciones. El estrés crónico, de hecho, desencadena una respuesta del sistema nervioso simpático que inhibe la relajación de los músculos del pene, impidiendo así una erección adecuada.
Otra causa relacionada es la salud cardiovascular. Las enfermedades del corazón, la hipertensión y la diabetes son afecciones que se vuelven más prevalentes con la edad y tienen un impacto directo en la función eréctil. Estas condiciones pueden dañar los vasos sanguíneos y reducir el flujo de sangre al pene, un proceso fundamental para que logre ponerse erecto. A estos problemas tampoco ayuda mantener unos hábitos de vida poco saludables, como el sedentarismo, dietas poco saludables o el consumo de tabaco y alcohol.
Los factores psicológicos también pueden estar detrás de los problemas de erección. Una pobre salud emocional, la ansiedad, la depresión u otros trastornos de salud mental son desencadenantes, ya que pueden afectar a la libido del hombre y su capacidad de estimulación. Además, la autoestima o experiencias sexuales pasadas que hayan podido ser traumáticas o problemáticas juegan un papel importante. Padecer estos trastornos puede generar inseguridad y falta de confianza que deriven en una disminución del deseo sexual y, por consiguiente, en una pérdida de la erección.
El consumo de ciertos medicamentos podría ser causa de las disfunciones sexuales
Asimismo, los trastornos neurológicos impactan negativamente en la salud sexual del hombre, ya que afectan al sistema nervioso, que también participa en la estimulación sexual y en el control de las erecciones. En estos casos, las señales nerviosas que viajan del cerebro hasta el pene pueden verse interrumpidas por distintas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple o las lesiones en la médula espinal. Por último, el consumo de ciertos medicamentos también podría ser causa de las disfunciones sexuales.
TRATAMIENTOS
Cuando un hombre sufre un problema de erección, debe dirigirse a consulta para que puedan examinarle y analizar las posibles causas. Allí, el urólogo puede reclamar pruebas médicas como análisis de sangre para la medición de los niveles hormonales, pruebas de función renal o hepáticas, un perfil lipídico para evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares o incluso una evaluación psicológica. Con ellas y tras obtener el diagnóstico adecuado, el especialista pautará el tratamiento más indicado.
Esos tratamientos pueden incluir medicación oral para aumentar el flujo sanguíneo al pene durante la estimulación sexual, como el sildenafil (Viagra), el tadalafil (Cialis) y el vardenafil (Levitra) o el uso de dispositivos de vacío para crear un vacío alrededor del pene e incrementar la circulación de la sangre en la zona. En el caso de que los problemas de erección estén relacionados con desequilibrios hormonales, se recurrirá al tratamiento hormonal, como por ejemplo, la terapia de reemplazo de testosterona (TRT) para incrementar los niveles de esta hormona en sangre. La terapia psicológica, el asesoramiento sexual y las terapias de estimulación sexual también pueden estar indicados.