Los problemas urológicos en el hombre son muy variados, pero no del todo visibilizados entre la sociedad. Este podría ser el caso de la enfermedad de La Peyronie, “una patología inflamatoria de causa desconocida que genera una placa fibrosa en la albugínea del pene”, explica en declaraciones para Estetic el Dr. David Esteban Diaz Pérez, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Getafe.
Los hombres con esta afección desarrollan una incurvación del pene, dolor en las erecciones y dificultad para la penetración (incluso dolor) en la pareja. Sin embargo, sus causas aún son desconocidas, aunque se han estudiado especialmente los microtraumatismos repetidos y la teoría inmunogenética por anticuerpos. También “se ha asociado a otras enfermedades cicatriciales con contractura, como el Dupuytren (contractura fascial palmar) y Ledderhose (contractura fascial plantar), así como la timpanoesclerosis”, explica el urólogo.
Si bien la enfermedad de La Peyronie “puede aparecer a cualquier edad”, “el pico de aparición se encuentra entre los 50 y los 60 años”. En etapas juveniles “suele tratarse de incurvaciones congénitas que dan la cara con las primeras erecciones”. En cualquier caso, el varón puede sospechar si nota “dolor creciente en las erecciones y una desviación del pene en una dirección o en una incurvación mayor a la habitual durante la vida sexual previa”.
"No todo el mundo pasa por la primera fase y, en ocasiones, el dolor perdura en la fase crónica"
Además, pueden distinguirse dos fases de la enfermedad, aunque “no todo el mundo pasa por la primera fase y, en ocasiones, el dolor perdura en la fase crónica”, indica el doctor:
- En la fase inflamatoria inicial se manifiesta dolor en la erección, deformidad progresiva y es posible hacer una autopalpación de nodulaciones en el pene.
- En la fase crónica suele desaparecer el dolor, se muestra un endurecimiento y calcificación de la placa y se produce una estabilización de la incurvación.
Una vez que se ha atravesado la fase aguda, la afectación de la enfermedad de La Peyronie en la calidad de vida del hombre resulta escasa si la desviación crónica no dificulta la penetración. No obstante, “en aquellas personas con dolor crónico o imposibilidad para la penetración, su afectación en la calidad de vida percibida es importante”. De todas formas, el urólogo recuerda que todo depende de la valoración que la actividad sexual tenga para el paciente, “algo que siempre debemos tener en cuenta antes de ofrecer una reparación quirúrgica”, aclara.
Respecto a las vías de tratamiento, tradicionalmente se han utilizado fármacos como la coclhicina, pentoxifilina o el paraaminobenzoato potásico en las fases agudas, pero han demostrado “resultados pobres”. En cambio, el Dr. Diaz Pérez nos hablar sobre las inyecciones intrapeneanas también en fases agudas, las cuales han demostrado efectividad en la reducción del dolor y la curvatura, junto al modelling.
“Las reparaciones quirúrgicas tienen como efecto adverso la pérdida de tamaño o el potencial deterioro de la función eréctil”
Lamentablemente, la colagenasa de Clostridium histolyticum, el fármaco empleado en estas inyecciones, “no se encuentra disponible en Europa por la retirada de su distribución por la compañía farmacéutica”. Para los casos de incurvaciones sintomáticas, “una vez pasada la fase aguda, que genera desviaciones que dificultan la penetración, se recomienda la reparación quirúrgica”.
No obstante, las cirugías no se aconsejan por motivos estéticos, pues “las reparaciones tienen como efecto adverso la pérdida de tamaño o el potencial deterioro de la función eréctil”. De hecho, el urólogo insiste en que las secuelas derivadas “no son infrecuentes, aun en las mejores manos”. Con el tratamiento adecuado es posible controlar la enfermedad, pero, aunque no es lo más habitual en la práctica clínica, “un 10% de los casos pueden ir regresando con el tiempo”, señala el doctor.