Si hay alguna estación en el año donde la piel necesita un ''empujón'', esa es el otoño. La retirada del bronceado pone en evidencia la deshidratación, manchas y arruguitas, que testimonian nuestro paso por la playa y las largas jornadas al sol. Estos signos de fotoenvejecimiento, que son característicos junto con la tez apagada y la tonalidad grisácea, anuncian la llegada del invierno y la ''mala cara'' que nos acompañará durante 9 meses, si no se pone un remedio eficaz para evitarlo.
Este derivado de la vitamina A, cuyas prestaciones se conocen desde hace más de 40 años y sigue siendo reconocido por ser el activo antiedad por excelencia, se diferencia del ácido retinoico por ser mucho menos irritante. Se trata de un regenerador cutáneo que estimula el metabolismo celular, exfoliando por fuera y dinamizando la producción natural de colágeno, por dentro.
Maria José Tous, fundadora y formuladora de Kosei Lab, ha escogido un tetinol encapsulado para Retikos Crema-Gel Antienvejecimiento. Esta circunstancia permite la liberación lenta y sostenida del principio activo, garantizando su estabilidad y seguridad. La acción retexturizante es tan evidente, que incluso mejora las cicatrices. ''Lo escogí para Retikos por sus resultados evidentes sobre el relieve cutáneo, que reaparece suavizado, con líneas menos marcadas y tono igualado. La piel adquiere una nueva transparencia y recupera la luminosidad con el tratamiento'', explica la especialista.