El retinol es uno de esos ingredientes que resuenan en el mundo de la cosmética cada vez con más fuerza. Es conocido por sus efectos antiarrugas y despigmentantes, dos beneficios imprescindibles en cualquier rutina de belleza, especialmente para las pieles maduras o con tendencia a las manchas.
Los expertos de DosFarma explican que es un retinoide, es decir, una sustancia derivada de la vitamina A, de las que más influyen en el envejecimiento y en la salud de la piel.
En concreto, el retinol es un precursor del ácido retinoico, una molécula que actúa directamente en el núcleo de las células. Este ácido tiene múltiples beneficios para la piel, pero también la irrita. Por ese motivo, la cosmética utiliza el retinol como un sustituto del ácido, ya que tiene todos esos beneficios, pero no causa la misma irritación.
El retinol es uno de esos ingredientes que resuenan en el mundo de la cosmética cada vez con más fuerza
Además, los expertos de DosFarma nos detallan cuáles son los grandes motivos por los que esta sustancia se ha ganado un hueco en el mundo de la cosmética.
-Estimula la producción de colágeno. El colágeno es una proteína que está presente en todo el organismo, pues es el componente principal de los tejidos conectivos que forman los músculos, la piel o los tendones. Así pues, el colágeno se encarga de dar firmeza y elasticidad a las estructuras del organismo y también a la piel. No obstante, con el paso del tiempo, la producción de esta proteína se reduce, por lo que la piel tiende a verse más flácida y menos tersa e hidratada. El retinol ayuda a que el organismo produzca colágeno. Eso, en consecuencia, contribuye a reducir los daños derivados del envejecimiento (arrugas, sequedad, líneas de expresión...).
-Promueve la regeneración celular. La regeneración celular se produce de forma natural aproximadamente cada 28 días cuando somos más jóvenes. A partir de los 30 años, la renovación de las células es más lenta, y eso influye en que la piel se reseque y vaya envejeciendo. El principal atractivo del retinol es que actúa directamente sobre el núcleo de las células. A diferencia de los exfoliantes comunes, los productos con retinol no ayudan a renovar solo las células superficiales, sino que actúan en profundidad. Esto se debe a que esta sustancia tiene un bajo peso molecular y, además, es liposoluble (es decir, que se disuelve en la grasa del cuerpo), por lo que consigue llegar a las capas más profundas de la piel. En otras palabras: no exfolia, sino que renueva.
Igualmente, es antioxidante, lo que significa que reduce los daños causados por los radicales libres, unas moléculas que se liberan de forma natural en el cuerpo y son las que causan el envejecimiento celular.
-Efecto antiacné. Sus beneficios como regenerador de la piel lo convierten en un ingrediente habitual en la cosmética antiacné. Ayuda a eliminar las células muertas y la grasa, de esta forma los poros están más limpios y favorece la desaparición de los granos, al tiempo que evita que vuelvan a surgir.
Es antioxidante, lo que significa que reduce los daños causados por los radicales libres, unas moléculas que se liberan de forma natural en el cuerpo
-Reducción de manchas. Contribuye a frenar la producción de melanina, el pigmento que da color al pelo y a la piel. Por eso, es un ingrediente imprescindible en la rutina de las personas que tienen manchas, que son acumulaciones de melanina.
El retinol es una sustancia con grandes beneficios en las rutinas antiedad. Sin embargo, requiere de un pequeño aprendizaje, pues puede llegar a irritar si se incorpora de forma brusca, ya que tiene un efecto similar al de una exfoliación, aunque más en profundidad. Por eso, desde DosFarma aportan algunos consejos, a modo de guía de iniciación, para quienes quieran incorporar este ingrediente en su rutina habitual.
1. Empezar poco a poco. Es importante tener en cuenta que el retinol tiene un leve efecto irritante. Es normal sentir una ligera sensación de escozor o de cosquilleo con las primeras aplicaciones. Por ello, la clave es comenzar poco a poco e introducirlo de forma paulatina en la rutina. Lo recomendable es empezar aplicándolo dos veces a la semana durante un par de semanas. Después, cada dos días durante otras dos semanas. A partir de ahí, la piel estará acostumbrada a sus efectos y puede aplicarse a diario sin ningún problema.
En cuanto a la dosis, lo ideal es empezar con cantidades muy pequeñas. Hay productos que tienen poca concentración, apenas un 0,01 % o 0,03 %, por lo que son perfectos para los primeros días. Con una cantidad del tamaño de un guisante, es suficiente para comenzar. Más adelante, se pueden añadir productos que lo contengan en un mayor porcentaje.
2. Aplicarlo junto con el protector solar. Hay que utilizar protector solar todo el año, independientemente de si hace calor, frío, sol o lluvia. La radiación ultravioleta está presente en cualquier estación y es capaz de traspasar la ropa y las nubes. Sin embargo, es aún más importante usar protector solar si estamos utilizando un tratamiento con retinol. Dicha sustancia favorece la regeneración de la piel y esta, cuando es nueva, es más sensible a las radiaciones ultravioletas del sol. Por consiguiente, la piel que acaba de regenerarse es más vulnerable ante las quemaduras y las manchas. En consecuencia, la mayoría de productos que contienen retinol están aconsejados para usar por la noche.
Ahora bien, si el producto así lo indica, también se puede aplicar durante el día, pero siempre con crema solar. Es importante tener en cuenta que, aunque el retinol se aplique solo por la noche, el protector solar por la mañana es indispensable.
La clave es encontrar la cantidad necesaria para disfrutar de sus efectos sin irritar; por tanto, si se nota que está demasiado sensible, se puede parar y esperar unos días
3. Parar si se nota demasiada irritación. Cada piel es un mundo. La clave es encontrar la cantidad necesaria para disfrutar de sus efectos sin irritar; por tanto, si se nota que está demasiado sensible, se puede parar y esperar unos días. Al retomarlo, debe hacerse de nuevo con la cantidad más baja, para volver a acostumbrarse. En cualquier caso, es importante también consultar a un dermatólogo o a un farmacéutico especializado en la piel.
4. No aplicar junto con productos de vitamina C. La vitamina C es otro de los grandes ingredientes en la cosmética antiedad. También ayuda a producir colágeno y tiene efectos antioxidantes. Es lógico pesar que combinar un producto con vitamina C y otro con retinol generará una doble acción antiedad. No obstante, el efecto similar a la exfoliación que hace el retinol se potencia con la vitamina C, lo que supone más irritación. Por ello, lo ideal es alternarlos (por ejemplo, uno por la noche y otro por la mañana), en lugar de aplicarlos al mismo tiempo.
Otra opción válida es usar un solo producto que ya contenga los dos ingredientes, combinados en las dosis adecuadas para conseguir los beneficios de ambos.
5. Evitarlo durante el embarazo. La vitamina A, entre otras cosas, interviene en muchos procesos del organismo y afecta al desarrollo del embrión. En dosis demasiado altas, puede incluso provocar malformaciones. Esta vitamina ya está presente en muchos alimentos, como los huevos, los lácteos, las zanahorias o el brócoli, por lo que una dieta equilibrada ya aporta las cantidades necesarias y no es recomendable añadir más a través de la cosmética con retinol, que es un derivado de esta vitamina.
6. Usarlo con la piel limpia. El retinol es una sustancia que se puede encontrar en muchos productos de cosmética diferentes, como sérums o cremas. Al igual que haríamos con cualquier otro producto, deben aplicarse sobre la piel limpia, previamente lavada con algún jabón facial, para asegurarnos de que sus componentes penetran correctamente.
7. Usar un producto específico para el contorno de los ojos. La piel del contorno de los ojos es mucho más fina y sensible que la del resto del rostro. Por tanto, es necesario escoger una crema que, además de retinol, esté diseñada para hidratar esa zona. Hay cremas de contorno de ojos que pueden contener dosis bajas de Retinol o encapsulado, para mejorar su tolerancia.