Tenemos asumido que el constante lavado de manos y el uso de la mascarilla son los nuevos gestos indispensables, pero empezamos a descubrir las consecuencias de estos hábitos esenciales... Un cutis alterado y pequeñas fisuras en las palmas de las manos que ponen en peligro tu primera barrera de protección natural: tu piel. El órgano más grande del cuerpo actúa como guardaespaldas frente a las agresiones externas, pero, cuando lo exponemos a circunstancias adversas, sufre.
Un uso excesivo de jabones puede provocar la eliminación de los aceites naturales de la piel, haciéndola más propensa a la deshidratación, aparición de heridas e incluso arrugas prematuras. Todo esto empobrece la flora bacteriana de la piel. La higiene nos protege de los patógenos, pero en exceso debilita su capacidad de defensa y aumenta el riesgo de infecciones, alergias, irritaciones o dermatitis. El uso complementario de gel hidroalcohólico intensifica estas consecuencias, especialmente en pieles secas o atópicas. A pesar de seguir las pautas de la Organización Mundial de la Salud (poner una pequeña cantidad en la palma, frotar las manos con gestos de rotación y dejar que se sequen por completo), esta alta concentración de alcohol deshidrata y favorece la aparición de grietas, descamación o picor.
El uso prolongado de la mascarilla también tiene consecuencias. El roce constante provoca imperfecciones como irritaciones o dermatitis. Además, debes tener en cuenta que algunos tejidos absorben la grasa natural de la superficie de la piel, haciéndola más áspera y sensible, lo que se manifiesta en rojeces.
Un cutis alterado y pequeñas fisuras en las palmas de las manos que ponen en peligro tu primera barrera de protección natural: tu piel
Por último, el microclima de humedad y calor que se crea bajo la mascarilla, junto con el aumento de CO2 que emitimos, supone una acumulación de bacterias, sudor y grasa que estimula la aparición del temido maskné. Ese acné, localizado en la mandíbula o mentón que últimamente te trae de cabeza, puede ser el resultado de "alguna oxidación e incluso un ligero taponamiento del poro", afirma Carmen Fernández Ruíz, facialista especializada en tratamientos anti-edad.
Ambas acciones, fundamentales para protegernos tanto a nosotros mismos como al resto, pueden entrar en un bucle que pone en peligro las buenas intenciones de autocuidado. Los dermatólogos confirman la importancia de una alianza coherente entre una limpieza extra y una correcta hidratación que permita a la piel afrontar esta nueva realidad en las mejores condiciones. Neutrogena te lo pone fácil con su Welcome Home Ritual, un protocolo de salud de la piel que brinda la bienvenida más segura y cómoda, tanto para tu piel como para tu hogar. Con la recomendación de Carmen Fernández Ruíz, convertirás el baño en un salón de belleza de máxima seguridad en cinco pasos.
1. Inicio. Nada más llegar a casa, después de ponerte las zapatillas, lávate las manos correctamente, retírate la mascarilla y, ya que has tocado la mascarilla, vuelve a lavarte las manos.
2. La doble limpieza facial empieza aquí. ¡Este es el paso más importante! Aplica Neutrogena Hydro Boost Agua Micelar Triple Acción para eliminar la suciedad y la grasa, retirar el maquillaje y reforzar la hidratación. Impregna bien un algodón y arrástralo sobre la piel, dedicando unos segundos extra a la mitad inferior de tu rostro, para que las partículas se disuelvan mejor en esta zona.
3. Elimina las impurezas de tu rostro con Neutrogena Hydro Boost Limpiador Gel de Agua. Con este segundo paso de la limpieza facial, conseguirás limpiar en profundidad cada poro de la piel, además de hidratar el rostro. Debes insistir en la zona T (frente, nariz y mentón) y enjuagar la fórmula con abundante agua tibia.
4. Hidratación. Ahora que tu piel está limpia después de un largo día, el siguiente paso esencial es cuidarla hidratándola, ya que en estos días probablemente estés experimentando algo de sequedad adicional debido al uso de la mascarilla. Hidrata tu rostro con Neutrogena Hydro Boost Gel de Agua. Aplícala con movimientos ascendentes y que estimulen la circulación, desde la parte central hacia afuera y siempre con gestos de arrastre hasta su total penetración. Presta atención a la piel donde se ubican los bordes de la mascarilla, ya que es donde se produce la mayor fricción.
5. Mima tus manos. Finalmente, una vez que acabes con el protocolo para una piel sana, lávate las manos de nuevo e hidrátalas. Para ello, usa Neutrogena Crema de Manos Concentrada para hidratar, proteger y proporcionar un efecto calmante inmediato a tus manos. Para asegurar una reparación más intensa, aplica una capa más gruesa del producto y cubre tus manos con guantes de algodón.