Los expertos confirman que la noche es el momento perfecto para que funcionen realmente los tratamientos antiedad. Es porque supone el mejor instante para aplicar principios activos que ayuden a la regeneración de la piel, que es cuando está más receptiva. Podemos llegar a pasar hasta un tercio de nuestra vida durmiendo, es una de las actividades más importantes que realizamos en el día a día.
Las funciones biológicas de la piel varían durante las 24 horas del día. Por la noche aumenta la oxigenación de los tejidos y se activan los mecanismos metabólicos de reparación. Esto supone que, un mal genera estrés oxidativo, dando lugar a un envejecimiento acelerado, culpa de los radicales libres que se forman.
Los expertos afirman que hay que dormir mínimo entre seis y ocho horas a diario con una higiene del sueño adecuada, además de llevar una dieta saludable y realizar ejercicio físico regularmente.
¿QUÉ LE OCURRE A NUESTRA PIEL POR LA NOCHE?
Cuando dormimos, comienza un ciclo de renovación muy beneficioso de cara a nuestra salud integral. Las hormonas tienen un importante papel, de cara a la salud de la piel: descienden los niveles de cortisol o la hormona del estrés. Por otro lado, aumentan los niveles de GH, u hormona de crecimiento, que potencia la regeneración tisular y de melatonina, relativa a los ritmos circadianos. La melatonina, además de ser la responsable de los ciclos de sueño y vigilia, aporta múltiples beneficios para nuestra piel, puesto que es antioxidante y actúa como una molécula antiedad.
Por la noche, la piel destruye las fibras dañadas de colágeno y elastina
En la noche, la piel aprovecha y destruye las fibras de colágeno y elastina dañadas y los queratinocitos viejos y estresados por nuevas moléculas y células más jóvenes y sanas. Por eso, añadir un tratamiento durante este momento puede potenciar el efecto. Es más, la piel durante la noche se deshidrata. La función barrera que la piel ejerce durante el día y cambia en la noche para ayudar a su reparación, por lo que hay que aportarle hidratación y nutrición extra.
Las tres claves de un buen tratamiento dermocosmético nocturno son:
- Escoger el principio activo reparador más adecuado al tipo de piel
- Aplicarlo sobre la tez limpia
- Ser constantes
Durante el día, lo ideal es ponerse cremas que la protejan del sol y del medio ambiente, como los fotoprotectores y los antioxidantes. Mientras que, por la noche, es recomendable usar sustancias que promuevan la renovación cutánea, como los retinoles o los péptidos.
- PÉPTIDOS: Disminuyen las arrugas y las líneas de expresión y aumentan la firmeza y la elasticidad de la piel.
- BETAINA: Proviene de la remolacha azucarera. Ayuda a controlar el balance y el transporte de agua en las células. Además, es hidratante, suaviza la piel, nutre y restaura la barrera lipídica.
- ESCUALENO: Es un emoliente de origen vegetal con propiedades hidratantes. Previene la pérdida de hidratación y refuerza la integridad de la barrera lipídica. Aporta suavidad y flexibilidad a la piel y ayuda a la renovación celular reduciendo la apariencia de las arrugas.
- MANTECA DE BACURI, MURUMURU Y CUPAUCU: Estas sustancias son emolientes que fortalecen la barrera cutánea y aportan elasticidad, hidratación y suavidad.
- NIACINAMIDA: Protege el ADN celular y la piel del fotoenvejecimiento. Además, reequilibra el tono de la piel, puesto que inhibe la transferencia de los melanosomas. También reduce la sensibilidad e irritabilidad cutánea, favorece la elasticidad, y mejora el aspecto de las arrugas y de la piel acneica.
- BAKUCHIOL: Es la alternativa vegetal del retinol. Penetra fácilmente en la piel por su bajo peso molecular. Y favorece la regeneración celular, además de proteger del estrés oxidativo y unificar el tono.
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