Durante el invierno, el ambiente es más seco debido a la bajada en humedad. Por ello, el aire es frío y cortante, y hace que la capa final del rostro desaparezca, exponiendo la dermis directamente a las toxinas ambientales y la contaminación. En este sentido, el rostro está completamente expuesto, por lo que la suciedad penetra y aparecen los granos y espinillas.
Para evitar que el acné brote durante esta época del año, Gloria Montero, training manager de Medik8 y experta en cosmética, nos explica qué pautas debemos seguir:
En primer lugar, “una buena limpieza diaria es fundamentalpara reducir el acné, prevenir futuros brotes y eliminar en profundidad las impurezas, ayudando en la regeneración de la piel durante la noche, e impidiendo la penetración de toxinas en las capas más profundas”.
La hidratación es uno de los pasos más esenciales para proteger la piel del frío y combatir el exceso de sebo
Además, “para combatir los granitos, manchas y espinillas es bueno tratar las zonas con pads, que penetren dentro de los poros disolviendo la suciedad y secando la zona para prevenir futuros brotes en tan solo tres días”.
Se trata de unos discos de algodón de fácil uso, que están empapados con un 2% de ácido salicílico y sin alcohol, y que permiten exfoliar la piel y penetrar en los poros para disolver la suciedad y el sebo.
Por último, no debemos olvidar que después de exfoliar, hay que hidratar. “La hidratación es uno de los pasos más esenciales para proteger la piel del frío y combatir el exceso de sebo. Un grave error es tratar la piel con un producto contra el acné y no aplicar crema hidratante después. Una piel hidratada ayuda a mantener las capas de la piel intactas y protegidas”, explica la experta.
Para ello, podemos utilizar productos con los ingredientes activos necesarios para la hidratación y propiedades anti-inflamatorias para controlar el brillo y la producción de grasa.
CONTROLA TU ALIMENTACIÓN
También hay que tener en cuenta que hay algunos alimentos que influyen directamente con el aspecto de la piel. “Los lácteos y sus derivados, las pastas, la harina, los cereales y los azúcares refinados, también causan un aumento de acné”, explica Montero.
Por ejemplo, en el caso de la leche, contiene caseína y yodo que incrementan la producción de hormonas, al igual que los cereales. Por su parte, la harina y la pasta son los principales alimentos que dificultan el tránsito intestinal, pudiendo desembocar en erupciones alérgicas.
Además, los alimentos industrializados sobrecargan al hígado, que no consigue asegurar su función como órgano eliminador de toxinas. En definitiva, “reducir el consumo de estos alimentos en la medida de lo posible, y sustituirlos por verduras, frutas, carnes, minerales y mucha agua”, es lo mejor que podemos hacer para evitar el aumento de acné.