Hidratan, refrescan y mantienen el maquillaje a salvo de cualquier imprevisto. Por razones obvias (y televisivas), las brumas se están convirtiendo en el nuevo must-have cosmético.
Laura Romero, directora de formación de Guerlain, nos detalla todo lo que hay que saber sobre ellas y revela el manual de uso definitivo.
1. Esencial. Escoger aquella con activos de tratamiento. No solo refrescantes: las brumas deben contener ingredientes (hidratantes, calmantes y/o reafirmantes) que aumenten la tasa de hidratación, lo que da un aspecto más jugoso y terso a la piel y además evita que se marquen arruguitas a causa de la deshidratación.
2. Distancia justa. Ni demasiado cerca, ni demasiado lejos. Cada bruma tiene su distancia de uso perfecta: más lejana en fórmulas muy micronizadas y más cercana en aquellas más densas, con una media de 10 a 20 cm.
Por razones obvias (y televisivas), las brumas se están convirtiendo en el nuevo must-have cosmético
3. El gesto perfecto. Ni en círculos, ni sobre el centro del rostro. El gesto recomendado es dibujar una ''z'' mientras se presiona dos o tres veces el producto, comenzando por la parte superior izquierda de la frente hasta llegar a la parte inferior derecha de la mandíbula.
4. Máximo beneficio. Las brumas son especialmente recomendables para pieles sensibles, muy secas o que viven en climas con una baja humedad ambiental.
5. Aliadas contra el frío. Ahora que descienden las temperaturas, nada como tener a mano una bruma, ya que las calefacciones hacen descender la humedad ambiental y la bruma actúa como una hidratante instantánea y ultra ligera.
6. ¿Piel seca? Aplicación por capas. En el caso de los cutis ultra secos, nada como usar las brumas como un booster de hidratación, pero siempre bajo la crema de día. Vaporizando el producto primero, y sellándolo luego con el tratamiento facial, se multiplican sus beneficios.