El cuidado de la piel es fundamental para vernos bien, por eso debemos tener en cuenta que hay ciertas vitaminas que son muy beneficiosas. Una de ellas es la vitamina C, es una molécula vital para la salud y el aspecto general de nuestra piel.
Entre sus principales beneficios encontramos que protege del daño causado por los radicales libres generados por la luz del sol, el tabaco y la contaminación. Y, además, mejora el envejecimiento prematuro. Todas estas cualidades la convierten en un activo casi imprescindible en cualquier rutina facial.
Ana Puelles Lostao, directora del prestigioso centro de Estética Lostao en Zaragoza, nos habla sobre este activo tan buscado entre las consumidoras.
La vitamina C tiene múltiples beneficios por si sola, pero consigue un efecto sinérgico cuando se une con otros antioxidantes
Los antioxidantes son unas moléculas que se encuentran en la naturaleza y neutralizan el daño que se produce por las agresiones externas, ya que en nuestro día a día nos enfrentamos al daño que producen los agentes externos como el calor, la contaminación, la radiación solar, o incluso los infrarrojos.
Aunque disponemos de un sistema propio de antioxidantes que lo va neutralizando y mejorando, llega un momento que estas agresiones externas son mucho mayores que las defensas que tenemos. Este es uno de los motivos por lo que debemos reforzar esa defensa, “no es que sea el activo más potente, sino que es el que te ofrece más beneficios", afirma Puelles.
PRINCIPALES BENEFICIOS
- Potente antioxidante
- Estimula la regeneración de colágeno
- Mejora las manchas
- Favorece la cicatrización
La vitamina C por sí sola tiene beneficios múltiples: frena el envejecimiento cutáneo, puede prevenir daños en la piel como el melanoma, es fantástico para todos los signos del envejecimiento (arrugas, firmeza, manchas, luminosidad), y nos ayuda a reparar la piel si hemos tenido una quemadura solar en 24 horas, entre otros.
No obstante, consigue un efecto sinérgico cuando se une con otros antioxidantes, por ejemplo el ácido ferúlico, ya que multiplica por ocho sus efectos de protección frente a la radiación.