Durante mucho tiempo hemos escuchado hablar de la baba de caracol como hidratante extraordinario, como potente antiarrugas por su capacidad de reducir las líneas de expresión y eliminar células muertas y por mantener las manchas a raya. Sin embargo, una de sus principales virtudes y que cobra ahora especial fuerza es la de protegernos de las agresiones externas, de la contaminación.
Y es que, la contaminación afecta de manera directa al envejecimiento de nuestra piel. Y no estamos hablando solo de la contaminación externa, sino que los gases procedentes de la industria o de los tubos de escape, o la luz azul que emiten los aparatos electrónicos, los barnices y pinturas, aceleran la producción de radicales libres, dañan las fibras de colágeno y elastina, y el ADN de las células epidérmicas.
Pero, ¿cómo nos protege la baba de caracol de los radicales libres que produce la contaminación?
Según el centro de estética Carmen Navarro, con un escudo triple acción: escudo repelente, el cual se convierte en un magnífico exfoliante de manera superficial con el fin de eliminar impurezas y favorecer la renovación celular tan necesaria cuando tu piel está expuesta a altos índices de contaminación; escudo sanitario, que cura los daños causados por los agentes contaminantes gracias a la alantína que contiene, el analgésico perfecto para restaurar la piel dañada por pequeñas lesiones, marcas o pequeñas quemaduras; y escudo antiinflamatorio, que fortalece los capilares sanguíneos por su contenido en Vitamina E y reduce la inflamación celular.