La sal rosa del Himalaya es un mineral que proviene de Pakistán y se considera la más pura y libre de contaminantes del planeta. Se comercializa en forma de cristales de color rosado y a su consumo se le atribuyen múltiples beneficios como el aumento del nivel de energía, la regulación del pH de la sangre o la reducción de la retención de líquidos.
Como otros muchos ingredientes, ha saltado de la cocina a la cosmética puesto que sus propiedades van más allá. Añadiendo un puñado de esta sal al baño conseguiremos aliviar las molestias del reuma y reducir algunos problemas cutáneos. Para la congestión que provocan las alergias, es ideal diluida en agua, en los lavados nasales.
Pero si en algo es única esta sal, es utilizada como exfoliante natural para la piel, ya que ayuda a eliminar pieles muertas, mejora la circulación e incluso ayuda a combatir la celulitis.
Su fórmula contiene sal rosa del Himalaya, además de aceite de arándano, de soja y de girasol, arándano micronizado y otros activos cosméticos específicos.
Los resultados: revitaliza e ilumina la piel; exfolia y alisa la epidermis, eliminando las impurezas y células muertas; ayuda a estimular la microcirculación cutánea gracias al masaje exfoliante; y garantiza un elevado aporte de hidratación a los tejidos cutáneos, favoreciendo la penetración de los tratamientos cosméticos posteriores.