Desde hace siglos, se denomina al aceite de oliva aludiendo a él como oro líquido, concepto metafórico que, cuando es nombrado, todos identificamos fácilmente. En cambio, cuando se va al terreno de la cosmética, son muchas más las reticencias en lo que se refiere a las texturas oleosas.
¿Por qué ocurre? "Puede ser porque muchos perciben los aceites corporales o faciales como fuente de imperfecciones, el origen de los granitos, algo que no tiene que ocurrir cuando tratamos con aceites no comedogénicos, es decir, que no contribuyen a la aparición de un posible acné", comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
En este sentido, las firmas cosméticas están desarrollando fórmulas cada vez más completas con aceites que, incluso, son seborreguladores, como es el caso del aceite de jojoba; o bien trabajan con fórmulas revolucionarias como los aceites secos, aquellos que poseen textura oleosa y que, al penetrar en la piel, dejan un acabado no graso.
¿Por qué es bueno un aceite? Preguntando a expertas cosméticas como Raquel González, directora de educación de Perricone MD, "los aceites son positivos porque son capaces de traspasar la barrera hidrolipídica, al encontrarse en un medio afín a ellos, siendo así más solubles. Es por ello que, muchas veces, nos encontramos principios que no son de por sí oleosos en origen, pero se vehiculizan en un suero-aceite, con el fin de conseguir una mayor penetración del ingrediente en nuestro tejido".
Las firmas cosméticas están desarrollando fórmulas cada vez más completas con aceites que, incluso, son seborreguladores
Cuando aplicamos aceite a una piel cuya barrera se está viendo comprometida, estamos ofreciéndole la posibilidad de aplicar principios calmantes de manera rápida, pero le damos la oportunidad de volver a cerrar el círculo de esa barrera, "haciendo que los lípidos que aportemos creen una película oleosa en esas fisuras, favoreciendo una retención de la humedad", subraya Diana Navarro, directora técnica de Boutijour.
Resulta que, ahora más que nunca, los aceites pueden aportar numerosos beneficios. "La piel somatiza a menudo nuestros sentimientos, desequilibrándose y pudiendo afectar a su función barrera. En ella, se crean "agujeros", por decirlo de alguna manera, que sirven de escape de la hidratación y de puerta de entrada de bacterias u otros agentes que la pueden sensibilizar, como la contaminación", explica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8. También hay un factor añadido y más físico: la propia mascarilla, cuyo continuo roce con la piel produce una exfoliación excesiva, además de no oxigenarse adecuadamente el tejido al no transpirar adecuadamente.
¿Qué aceites escoger y cuáles no? Las pieles sensibles o secas son más amantes de estas texturas. ¿Ocurre lo mismo con una piel grasa o mixta? Mientras que hay aceites que una piel grasa o con acné tolerará menos, hay otros que son perfectos para cualquier piel. "El de jojoba es positivo porque trabaja con la piel regulando sus niveles de sebo, haciendo se reequilibre y que produzca menos grasa", analiza Catalina Narváez, directora de educación de Aromatherapy Associates.
De hecho, resulta ideal limpiar una piel con un bálsamos oleoso, por ejemplo, puesto que arrastrará el exceso de sebo que puede estar produciendo la piel, dejándola así equilibrada y con la cantidad de sebo exclusivamente necesaria para mantener un equilibrio constante en su barrera.