Las personas que presentan problemas alopécicos generan cabellos más finos hasta que finalmente los folículos mueren y no son capaces de generar un nuevo cabello. En este sentido, Medical Hair nos descubre las verdades y mentiras que rodean la pérdida de cabello:
1. Lavarse el pelo a diario produce su caída. FALSO
Una higiene capilar adecuada es fundamental para garantizar su salud. Hay que lavar el pelo siempre que esté sucio, teniendo en cuenta el número de cabellos que caerá por lavado será mayor. Eso sí, esto no afecta a la desaparición de los folículos pilosos.
"Al día solemos perder alrededor de 100 cabellos que son renovados, en condiciones normales, por pelo con las mismas características que el que perdemos"
2. El secador es perjudicial. FALSO
Hay que ser cuidadosos, ya que usar el secador exponiendo el pelo de forma continuada y a altas temperaturas podría provocar su debilitamiento e, incluso, desprendimiento. No obstante, seria de forma temporal y reversible.
3. El tinte es malo. FALSO
La realidad es que dichos productos tienen ciertos componentes que pueden dañar el pelo, como por ejemplo el amoniaco, pero no perjudicial para el cuero cabelludo. Por lo tanto, el único problema que podría generar el uso de tintes capilares es el debilitamiento del pelo.
4. La genética es determinante. VERDADERO
Aquellas personas que tengan ascendencia familiar con problemas alopécicos están expuestas con mayor facilidad a continuar con esa predisposición genética.
5. La mala alimentación es una causa de alopecia. FALSO
Una desnutrición proteica o energética, la falta de ácidos grasos, hierro o zinc pueden ser la causa de una pérdida temporal de pelo que desaparecerá cuando se compensen las carencias alimentarias. La dieta desequilibrada se incluye dentro del 5% restante de las posibles causas de la pérdida de pelo. Por ello, hay que apostar por una alimentación completa que incluya carnes magras, pescados, verduras y otras fuentes de proteínas.
6. Los gorros y los cascos favorecen la caída. FALSO
Poner algo en contacto directo con la cabeza no impide la oxigenación del cuero cabelludo porque los folículos capilares toman el oxígeno del torrente sanguíneo corporal y no del aire. En esta línea, raparse la cabeza no favorece la detención de la caída capilar.
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