El uso de suplementos vitamínicos está muy extendido entre la población general, sin embargo, en determinadas circunstancias puede estar contraindicado y en muchas otras no es siquiera necesario.
En este sentido, los especialistas defienden que una dieta equilibrada basta para aportarnos todas las vitaminas que necesitamos y, en caso de déficit, siempre podemos potenciar el consumo de determinados alimentos. No obstante, hay excepciones.
La debilidad del pelo, las uñas, el sangrado de encías o el cansancio son otros motivos habituales que nos llevan a buscar en los suplementos las vitaminas que pensamos no obtenemos a través de la alimentación. Sin embargo, estos pueden ser síntomas de ciertas enfermedades que, antes de recurrir a los suplementos, deberíamos descartar.
Además, en determinados casos, está contraindicado tomar ciertas vitaminas. Por ejemplo, hierro en la hemocromatosis o potasio en la insuficiencia renal.
¿CUÁNDO RECURRIR A LAS VITAMINAS?
En circunstancias normales, una dieta equilibrada como la mediterránea basta para aportarnos todas las vitaminas que necesitamos. En algunos casos, y siempre que así lo considere el médico, puede estar justificado un aporte extra a través de los suplementos.
Entre las más frecuentes se encuentran los períodos de crecimiento muy rápido, como la niñez y la adolescencia; el embarazo; la menopausia; dietas inadecuadas y deficitarias; rechazos alimentarios que llevan a eliminar de la dieta alimentos como frutas o verduras; alergias; o intolerancias alimentarias.
De este modo, los suplementos vitamínicos pueden ayudar a paliar o evitar déficit en situaciones como las que acabamos de describir, aunque cabe preguntarse qué es más saludable: obtener las vitaminas a través de la alimentación o de los suplementos. La doctora Bautista lo tiene claro, “siempre es preferible alimentarse correctamente”.
No obstante, reconoce que aunque no es frecuente, es posible que aun siguiendo una dieta adecuada nos falten vitaminas. “Esto suele estar relacionado con enfermedades que afectan a la absorción o el metabolismo de las vitaminas, dificultades para la absorción de grasas, falta de exposición solar, el uso prolongado de antiácidos, etc.”.
En estos casos, recomienda “potenciar la ingesta de alimentos ricos en vitaminas” y reservar los suplementos para aquellas situaciones de déficit grave.
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En este sentido, los especialistas defienden que una dieta equilibrada basta para aportarnos todas las vitaminas que necesitamos y, en caso de déficit, siempre podemos potenciar el consumo de determinados alimentos. No obstante, hay excepciones.
La debilidad del pelo, las uñas, el sangrado de encías o el cansancio son otros motivos habituales que nos llevan a buscar en los suplementos las vitaminas que pensamos no obtenemos a través de la alimentación. Sin embargo, estos pueden ser síntomas de ciertas enfermedades que, antes de recurrir a los suplementos, deberíamos descartar.
"Una dieta equilibrada como la mediterránea basta para aportarnos todas las vitaminas que necesitamos"
Por este motivo,la doctora Inmaculada Bautista, médico nutricionista de la Unidad de Tratamiento Endoscópico de la Obesidad de HM Sanchinarro, explica que se recomienda consultar siempre con el especialista. Además, en determinados casos, está contraindicado tomar ciertas vitaminas. Por ejemplo, hierro en la hemocromatosis o potasio en la insuficiencia renal.
¿CUÁNDO RECURRIR A LAS VITAMINAS?
En circunstancias normales, una dieta equilibrada como la mediterránea basta para aportarnos todas las vitaminas que necesitamos. En algunos casos, y siempre que así lo considere el médico, puede estar justificado un aporte extra a través de los suplementos.
Entre las más frecuentes se encuentran los períodos de crecimiento muy rápido, como la niñez y la adolescencia; el embarazo; la menopausia; dietas inadecuadas y deficitarias; rechazos alimentarios que llevan a eliminar de la dieta alimentos como frutas o verduras; alergias; o intolerancias alimentarias.
De este modo, los suplementos vitamínicos pueden ayudar a paliar o evitar déficit en situaciones como las que acabamos de describir, aunque cabe preguntarse qué es más saludable: obtener las vitaminas a través de la alimentación o de los suplementos. La doctora Bautista lo tiene claro, “siempre es preferible alimentarse correctamente”.
No obstante, reconoce que aunque no es frecuente, es posible que aun siguiendo una dieta adecuada nos falten vitaminas. “Esto suele estar relacionado con enfermedades que afectan a la absorción o el metabolismo de las vitaminas, dificultades para la absorción de grasas, falta de exposición solar, el uso prolongado de antiácidos, etc.”.
En estos casos, recomienda “potenciar la ingesta de alimentos ricos en vitaminas” y reservar los suplementos para aquellas situaciones de déficit grave.
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