Sequedad de piel, placas enrojecidas, mucho picor y, en algunos casos, imposibilidad para conciliar el sueño. Así es el día a día de muchas personas con dermatitis atópica, una de las enfermedades inflamatorias de la piel más frecuentes. De hecho, se calcula que alrededor del 15% y 20% de los niños y del 5% y 7% de los adultos la padecen.
No se trata necesariamente de una enfermedad hereditaria aunque en muchos casos lo es. Sin embargo, lo cierto es que, aunque tenga carácter hereditario, el grado de afectación puede variar muchísimo de un familiar a otro.
Concretamente, existen varias fases de la enfermedad que se dividen en dermatitis del lactante, la del niño y la de los adultos.
Alrededor del 15% y 20% de los niños y del 5% y 7% de los adultos padecen dermatitis atópica
En el caso de los lactantes, se trata de eccemas y rojeces que aparecen principalmente en las mejillas y el dorso de los brazos. Sin embargo, existen casos más complicados en los que estos eccemas aparecen por todo el cuerpo, incluso en el cuero cabelludo.
Es una enfermedad que alarma mucho a los padres y produce gran preocupación ya que resta muchísima calidad de vida debido a los picores que ocasiona. Los bebés están nerviosos, lloran mucho, se hacen heridas al rascarse, no duermen bien, etcétera.
Una vez que pasamos de la dermatitis del lactante a la infantilse puede decir que los eccemas casi siempre aparecen en los pliegues (codos y detrás de las rodillas) porque es donde hay más fricción y donde se acumula más sudor. En el caso de los adultos, la dermatitis es mucho menos frecuente.
CUIDADOS BÁSICOS PARA CONTROLAR LA ENFERMEDAD
Lo más importante es mantener la piel muy bien hidratada. Hay que tratar de que los niños adquieran el darse crema hidratante después de la ducha como una rutina más de su cuidado personal.
Conviene también evitar los baños prolongados porque, aunque en una primera impresión puede parecer que los picores disminuyen, a la larga la piel se reseca más. De hecho, se recomienda sustituir los baños por duchas.
Otros consejos básicos serían, por ejemplo, utilizar jabones sin perfumes y ropa de algodón.
INVIERNO, PEOR ÉPOCA PARA LA DERMATITIS
El invierno es la peor época para los pacientes con dermatitis atópica por dos motivos principales. En primer lugar porque, como todos sabemos, el frío reseca muchísimo la piel.
En segundo lugar, existe otra razón más desconocida, incluso sorprendente, que es que la radiación ultravioleta disminuye en invierno.
El invierno es la peor época para los pacientes con dermatitis atópica
Paradójicamente, el sol tiene un efecto antiinflamatorio en la piel. Por eso, cuando la gente dice que la dermatitis le mejora con el agua del mar, en realidad lo que no saben es que lo que les está haciendo mejorar no es el agua del mar sino la radiación solar.
De hecho, existe un tratamiento a nivel hospitalario que se utiliza cuando la afectación es muy extensa y no mejora con la aplicación de cremas que se llama fototerapia y que consiste en introducir a los pacientes en cabinas de ultravioleta.
CORTICOIDES, UN BUEN ALIADO
Corticoide es una palabra que conlleva connotaciones negativas para la población general. Sin embargo, no hay que dramatizar ni tenerles miedo.
Si con los cuidados básicos de la piel no se consigue controlar los brotes de dermatitis, los corticoides de uso tópico se convierten en un buen aliado.
Pero, siempre hay que aplicarlos en poca cantidad, en una superficie reducida y poniendo límites de día y pausas de descanso. Si se aplican a tiempo cuando el brote está empezando es probable que con 2, 3 o como máximo 5 días, se consiga erradicar.
No existe una solución definitiva para acabar con las molestias originadas por esta enfermedad pero es imprescindible mantener la piel constantemente hidratada
Sin embargo, si aguantamos sin aplicarlo para ver si se soluciona solo, finalmente será necesario utilizar mucha más cantidad.
En resumen,podemos decir que no existe una solución definitiva para acabar con las molestias originadas por esta enfermedad pero se podría decir que lo más importante es mantener la piel constantemente hidratada con una crema adecuada.
No es necesario que sea una crema especialmente cara. A cada piel le va bien una crema diferente y es cuestión de ir probando hasta que encontremos la que mejor resultado ofrezca en cada paciente.