La alimentación saludable y el deporte son dos de las opciones más frecuentadas cuando se busca perder peso. Sin embargo, no siempre se consigue solucionar el sobrepeso siguiente únicamente estos métodos y es necesario recurrir a tratamientos y operaciones.
Entre los diferentes tratamientos que hay para combatirlo, uno de los más utilizados, conocidos y efectivos a día de hoy es el balón intragástrico o balón gástrico.¿No sabes en qué consiste realmente este tratamiento? Te contamos todo lo que necesitas saber.
Desde Sanitas explican que este tratamiento consiste en introducir un globo de silicona médica en el estómago por vía endoscópica. El balón se rellena con una solución salina para que pueda producir una limitación en la capacidad estomacal y ayudar al paciente a modificar sus hábitos alimenticios y, por ende, a cambiar su estilo de vida.
Este tipo de tratamientos está dirigido a personas que quieran perder más de 12 kilos, bien por cuestiones de salud o de simple estética. También está indicado para personas que sufren enfermedades metabólicas, cardiacas, respiratorias o digestivas.
¿Existen diferentes tipos de balones gástricos? Actualmente existen dos tipos de balones gástricos, dependiendo del tiempo que se quiera llevar. Los podemos encontrar de seis meses o de 12 meses.
Este tipo de tratamientos está dirigido a personas que quieran perder más de 12 kilos, bien por cuestiones de salud o de simple estética
En los balones de seis meses, la pérdida de peso que se puede conseguir puede llegar incluso a los 17 kilos, aunque dependerá del índice de masa muscular de cada paciente. Por otro lado, los balones de 12 meses garantizan una bajada de peso de entre 15 y 35 kilos.
RIESGOS Y VENTAJAS
Se trata de una operación que dura entre 15 y 20 minutos y no requiere de una hospitalización. De igual manera, para retirarlo también se emplea demasiado tiempo, en otra sesión de 15/20 minutos se pincha el balón y se seca a través de endoscopia.
Las complicaciones del balón intragástrico son mínimas. Los primeros días de la implantación, el paciente puede experimentar náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Entre sus principales ventajas se encuentran:
No duele y no es necesaria la hospitalización ni la cirugía para ponerlo o quitarlo
El procedimiento de colocación es indoloro y no causa molestias
Se ayuda al paciente a mejorar su estilo de vida y a llevar una alimentación más saludable
No existen riesgos ni complicaciones