El invierno y el verano son dos épocas del año que pueden ser terribles para nuestra piel si no tomamos las medidas adecuadas y no la cuidamos como deberíamos.
En el caso del invierno, el viento, el frío y la calefacción pueden secar la piel, especialmente en personas con tendencia a tener eccemas o psoriasis; en verano, por otro lado, el sol, el cloro, o la sal del mar también pueden hacer que la piel se vea deshidratada y sin brillo.
Según la profesora Ncoza Dlova, ''el aire frío tensa los vasos sanguíneos que irrigan las glándulas sebáceas y los poros de la piel y reduce la circulación sanguínea como resultado de la vasoconstricción. Esto reduce el aceite natural de la piel conocido como sebo, que actúa como una capa protectora y atrapa la humedad junto a la piel. Con la humedad en el aire más baja durante el invierno, el efecto es que la piel comienza a secarse''.
El invierno y el verano son dos épocas del año que pueden ser terribles para nuestra piel si no tomamos las medidas adecuadas
Es por esto que es aconsejable llevar a cabo una serie de consejos para que la piel se mantenga sana todo el tiempo. Una de las recomendaciones es usar crema hidratante nada más salir de la ducha y luego una vez más durante el día, ya que ayudará a mantener tu piel suave y agradable.
Otra recomendación es la de intentar evitar usar jabones ya que tienden a resecar la piel, por lo que es mejor hace uso de los aceites de baño o leches limpiadoras.
Además de todo esto, las personas con afecciones cutáneas deberán usar pomadas específicas para el cuidado de su piel. Estas deberán contener algunos ingredientes como ácido láctico, glicerina, aceite mineral, octil dodecanol, hexil decanol, alcohol oleico, etc. También, se puede hacer uso de un bálsamo equilibrante que contenga elementos hidratantes y protectores específicos que calmen la piel y eviten rojeces y descamaciones.