Aunque cada ciclo menstrual es un mundo, hay mujeres que sienten que la regla les duele más en invierno, mientras que otras dicen que lo llevan peor en los meses de calor. En cualquier caso, en invierno puede agravarse el dolor ya que existe una mayor predisposición a sufrir infecciones, como la cistitis.
Siguiendo la explicación científica, en invierno la regla puede doler más ya que pasamos menos tiempo de exposición al sol. Esto hace que disminuya el nivel de vitamina C en el organismo, sustancia antiinflamatoria que actúa contra los calambres y el dolor de tripa. Además, también perjudica en el aumento de gases, migrañas o cambios de humor.
En invierno, los ciclos menstruales son más irregulares, según el estudio de ‘Gynecol Endocrinol’, pues hay una menor secreción de la hormona foliculoestimulante (FSH) y de hormonas tiroides, causantes de la ralentización del metabolismo y de ciclos atípicos, más largos, irregulares y dolorosos.
Por el contrario, en verano aumenta la cantidad de flujo menstrual porque el calor actúa como vasodilatador. El sangrado será más abundante, aunque menos doloroso, pero las altas temperaturas afecta a los síntomas causados por los cambios hormonales como la fatiga, los calambres, el hambre o el sueño.
INFECCIONES URINARIAS Y ALTAS TEMPERATURAS
Según la doctora Belén Gómez, ginecóloga del Hospital Infanta Leonor, hay una idea extendida de que el frío está detrás de la cistitis, pero “no se ha demostrado que el frío por sí solo cause infecciones de orina, aunque sí algunos aspectos indirectos relacionados con el mismo”. La experta señala el uso de ropa poco transpirable y que favorezca la humedad en la zona genital, así como no mantener una suficiente hidratación diaria de líquidos para depurar la vejiga.
"Es recomendable favorecer la micción y evitar el estreñimiento, así como evitar la humedad en la zona genital"
Además, el frío puede causar una mayor sensibilidad de la musculatura de la vejiga (músculo detrusor), de tal manera que se contraiga con mayor frecuencia y genere la necesidad de orinar sin que necesariamente se trate de una infección urinaria. En cualquier caso, estas infecciones aumentan en verano “ya que la humedad de los bañadores mojados favorece el crecimiento bacteriano”, explica la experta.
La doctora apunta a que en algunas ocasiones el cuadro infeccioso puede desaparecer con una buena hidratación y manteniendo la higiene adecuada para favorecer las micciones. Pero si perdura más allá de las 48 horas y la orina va acompañada de un sangrado, recomienda acudir al médico para realizar un urocultivo y pautar un tratamiento antibiótico.
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Para prevenir las infecciones de orina y mantener una buena higiene y salud vaginal, hay que seguir una dieta rica en fibras, frutas y verduras, en la que introduzcamos arándano rojo para proteger el tejido vesical. También es conveniente evitar la humedady el estreñimiento, así como favorecer la micción, especialmente después de las relaciones sexuales.
Y no menos importante, una rutina de cuidados diaria será fundamental en términos de prevención. La experta recomienda lavarse la zona íntima de delante hacia atrás, con un gel específico que no lleve perfumes ni sustancias agresivas y que mantenga un pH ácido para cuidar la flora vaginal.
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